A cinco días de la jornada electoral mexicana, distintos comentaristas y casas analistas han publicado ya los reportes de prospectiva que realizan para sus inversionistas y clientes. El escenario “descontado”, es decir, el que se da por hecho, es que la próxima presidenta de México será la doctora Claudia Sheinbaum Pardo (CSP), candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia. Esto es normal dada la holgada ventaja que la gran mayoría de las encuestas le otorgan. Según el Barómetro Electoral de Bloomberg, una encuesta ponderada de encuestas, CSP estaría alcanzando una intención de voto efectivo de 57 por ciento, 25 puntos por encima de su más cercana contendiente. El dato es consistente con el popular agregador Oraculus, que la ubica 22 puntos arriba.
Con una ventaja tan amplia, el análisis, más que enfocarse en el resultado de la contienda, se ha ido orientando crecientemente a las propuestas, atributos y desafíos de la virtual vencedora. Un reporte interesante al respecto es el recién publicado por AXA Investment Managers (AIM) bajo la firma de su economista para mercados emergentes, Luis López Vivas. Para el analista de AIM, la victoria de CSP representará, entre otros aspectos, un cierto grado de continuidad con las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo cual tendría implicaciones positivas para los inversionistas.
Sin duda la continuidad en temas tales como el control de la deuda, el incremento en la eficiencia fiscal y el respeto a la autonomía del banco central, por mencionar algunos, generan confianza en los mercados, pues garantizan el entorno macroeconómico estable y atractivo a la inversión que México ha vivido los últimos años. Es importante, sin embargo, tomar en cuenta que además de esto, CSP ha planteado un paquete de propuestas que van más allá de esto y de las cuales comenté de manera general hace unas semanas.
En particular, la claridad y prioridad que CSP ha transmitido en lo referente a inversión, tanto pública como privada, en materia de infraestructura, con especial acento en electricidad, dan elementos a mercados e inversionistas para esperar un entorno cada vez más propicio para el desarrollo, el crecimiento y el pleno aprovechamiento del fenómeno de relocalización (nearshoring). Muestra de esto es que, teniendo ya como perspectiva el triunfo de CSP, la inversión extranjera directa (IED) ha mantenido su tendencia creciente, alcanzando su último máximo histórico apenas el pasado trimestre, cuando registró 20 mil 313 millones de dólares, 9 por ciento más que lo observado en el mismo periodo del año anterior.
Está claro que CSP hoy cuenta con la confianza no solo del electorado, sino del mercado. Prueba de ello será que, de corroborarse su triunfo el próximo 2 de junio, veremos al día siguiente un entorno económico sin sobresaltos. Lo anterior no quiere decir que el camino adelante esté exento de desafíos. Hitos cruciales tales como la optimización fiscal, el arranque de los planes de inversión y corredores industriales y la muy importante renegociación del T-MEC, entre otros, están a la vuelta de la esquina y de su adecuada ejecución dependerá el éxito del programa económico de la futura presidencia.
Alfa positivo. Las exportaciones mexicanas repuntaron en abril, al crecer 11.4 por ciento con relación al mismo mes del año pasado, impulsadas por un aumento de 27.7 por ciento de las automotrices.