¿Jugadoras cansadas?

Las Fechas FIFA son de dos filos. Pueden aportarte, pero pueden quitarte. Cercana a una Liguilla, la posibilidad de quitarte crece. ¿Cómo es una semana donde terminas concentración con Selección y después tienes Liguilla? ¿De verdad es cansado? ¿Es una excusa que utilizan los entrenadores?

Analicemos las últimas dos semanas de la femenil. La última jornada terminó el domingo 21 de noviembre. Las jugadoras convocadas con la Selección mayor y categorías menores viajaron para estar en sus respectivas concentraciones, algunas en avión.

Avión 1. Entrenan la semana para jugar el sábado 20 un amistoso contra Canadá, tomando la mayor como ejemplo, porque las menores viajaron a Europa y jugaron tres partidos. Tres días después, juegan otro partido de alta intensidad, para el mismo martes romper filas y regresar a sus clubes, algunas llegando el miércoles en la madrugada.

Avión 2. Llegan el martes para el miércoles entrenar con sus equipos, si acaso, y las que pasaron a Liguilla, viajan las visitantes el jueves para dormir en otra ciudad.

Avión 3. Despiertan el viernes para jugar el partido de ida y descansar. El sábado regresan a casa.

Avión 4. Descansan el sábado, entrenan el domingo, para el lunes jugar la vuelta.

Hagamos las sumas:

16 días

5 partidos (casi un partido cada tres días)

3 o 4 aviones tomados

Y a eso hay que sumarle para las que alcanzan semifinales que siguen otros dos partidos en cuatro días con otros dos aviones.

¿Qué les parece? ¿Pesado? ¿Leve? ¿Ustedes han viajado de trabajo? ¿Tomado aviones cada dos, tres días? ¿Moverse entre ciudades y tener juntas temprano, cenas hasta tarde?

Ahora, de trabajo se llegaba a juntas, escritorio, computadora. El trabajo de las jugadoras es un desgaste muy distinto, donde es su físico el que lleva el consumo total. Es lo que exige el trabajo. ¿Podrían estar realmente cansadas? ¿Suena a excusa?

Al final del partido de Rayadas contra Xolos Femenil, me acerqué a saludar y felicitar por su desempeño a una jugadora de las visitantes, recientemente convocada a Selección. Le pregunté que cómo estaba y con la voz a media tinta y los ojos visiblemente cansados, apenas pudo contestar: “estoy muerta”.