La indignación que nos invade cuando nos enteramos de un caso más de violencia familiar es grande, no existe un “indignómetro” que la mida.
Una aproximación para saber cuánto cala en el ánimo de las mujeres ver a una hermana viviendo violencia sin ser protegida (teniendo ese derecho consignado en varias leyes y varios tratados internacionales signados por México) es la cantidad de mujeres que marchan y se organizan con una rapidez impresionante, esa es una forma de medir la indignación.
El contrato social que nos hemos dado es ese, la ciudadanía sostiene a un estado fuerte, y le entregamos el monopolio de la violencia para que nos cuide, proteja nuestras vidas y pertenencias.
La digna rabia sale a las calles y deja salir el dolor, la indignación, el coraje.
Cuánta más indignación provoca el hecho de que el agresor está en posición de poder, no solo por ser hombre, sino, porque ese agresor, es funcionario público y recibe el respaldo del estado.
No hay manera de que la mujer común, es decir, aquella sin redes de apoyo, sin recursos, sin dinero pueda defenderse, ¿cómo enfrentar al leviatán, sus mentiras y complicidades?
Es el caso de Laura: se casó con un funcionario, él la sometió a violencia extrema por años, la golpeaba delante del hijo que Laura tenía, entonces de 10 años.
La amenazaba, la insultaba, ejerció sobre ella todas las violencias conocidas.
Le recordaba que ella nunca podría hacer nada contra él.
Cuando Laura, decidió dejarlo llevándose a sus 3 hijos, él se los quitó, la autoridad le otorgó a él la custodia, a un hombre violento.
Eso es tener poder y no bagatelas.
A la vuelta de la vida, esos hijos crecen amenazados, separados de su madre.
A ella le impide verlos, haciendo rabietas porque Laura recurre a medios de comunicación masiva, como si no supieran que, cuando no investigan, juzgan y sancionan con perspectiva de género y atendiendo a las desventajas estructurales de cada caso, lo que queda es litigar en medios.
Es lo que estamos haciendo, vamos con todo, porque Laura no está sola, la digna rabia observa.
