Hace unos días, a invitación del subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, nos reunimos en Ciudad de México (después de casi 5 años de los lamentables acontecimientos de Iguala) autoridades federales, padres de los normalistas, quien fuera procurador de Guerrero, el maestro Iñaki Blanco, y el que esto escribe. El diálogo fue de frente y sin rodeos.
Este tipo de ejercicios, estoy convencido, contribuirán a conocer qué fue lo que realmente ocurrió en esas horas infaustas.
Guerrero vivió situaciones aciagas a raíz de estos hechos. Aún persisten dudas de lo que ocurrió. Nosotros, en esos momentos, hicimos lo que correspondía: en las horas posteriores y en cuanto tuvimos conocimiento de los estudiantes que escaparon a la agresión, establecimos un operativo de búsqueda y rescate a partir de las tres de la mañana del 26 de septiembre, que concluyó aproximadamente a las seis de la mañana. Esto es algo que pocos tienen presente, pero logramos localizar a 68 jóvenes normalistas que pudieron correr la misma suerte de sus compañeros desaparecidos, ya que la policía municipal, en especial el grupo denominado Los Bélicos, los estaban cazando. De no asistirlos como se hizo, la cifra hubiera sido de 111 estudiantes desaparecidos. De esto hay testigos en la propia población y consta en los expedientes de la investigación.
Además, al tomar conocimiento de la participación de los elementos de la policía municipal en el ataque, el procurador Iñaki Blanco tomó la decisión de concentrar y desarmar a 300 elementos. Luego de que se tomó sus declaraciones ministeriales, se consignó a 33 policías, que se encuentran recluidos, y el alto comisionado de la ONU en México reconoce que en esos casos no hubo tortura de por medio.
Los días posteriores a los hechos, la búsqueda y el rescate se siguió al menos hasta el 23 de octubre, fecha en que me separé del cargo de gobernador.
De éstas y otras acciones, mantuve informado al gobierno federal, pese a que ellos decidieron que éstos eran hechos “locales”.
En esta nueva etapa de investigación es importante que sean convocados quienes tenían alguna responsabilidad pública durante los días previos y posteriores, incluso los que estuvieron al frente de las investigaciones en el gobierno federal.
Hay muchas preguntas que responder, entre ellas: ¿por qué Luis Videgaray, Aurelio Nuño y Miguel Ángel Osorio Chong recomendaron al presidente Enrique Peña Nieto que no interviniera en las siguientes horas y días de los acontecimientos bajo el argumento de que se trataba de un asunto local, lo que derivó en que Peña Nieto nunca escuchara mi versión?
Será importante conocer de qué información dispone quien era el comandante del Batallón de Iguala, lo mismo que el de la Zona Militar regional.
Asimismo, ¿qué seguimiento se dio a los sucesos por parte del CISEN a cargo de Eugenio Imaz?
¿Qué actividades realizó el destacamento de la Policía Federal en esta ciudad, en auxilio de los jóvenes desaparecidos?
¿Hasta cuándo se descubrirá el velo que cubre a ese personaje conocido como El Patrón, quien, según el informe de la CNDH, es clave para entender lo sucedido esa noche?
¿Por qué hasta la fecha la Segob se negó a proporcionar copias de las minutas que se levantaron en las diversas reuniones del Grupo de Coordinación Guerrero donde se exponían los problemas de esa ciudad? Si se conocen, se habrán de dilucidar muchos temas.
¿Qué relación guardaba el entonces director de la escuela normal de Ayotzinapa con posibles grupos delictivos infiltrados en el plantel, según revela la CNDH?
¿Se trasladó un grupo de normalistas a Huitzuco y Mezcala?
¿Por qué el PRD llevó como su candidato a José Luis Abarca, cuando eran del dominio público sus posibles vínculos con la delincuencia organizada? ¿Y quiénes promovieron esta candidatura?
Comprendo muy bien el dolor y coraje que embarga a los padres, al no conocer el paradero de sus hijos.
Confío en que la actual investigación resolverá éstas y muchas otras interrogantes; la principal: conocer el paradero de los estudiantes. Por eso aportaremos (como ya lo hemos hecho a lo largo de estos años), la información que esté a nuestro alcance para aclarar cualquier duda que permita resolver este caso y dar paso a una reconciliación que mucha falta nos hace.
El que nada debe, nada teme. La verdad y la justicia no pueden ser moneda de cambio para complacer a un grupo.
* Ex gobernador de Guerrero