Ningún otro periodista mexicano ha cubierto la cultura coreana como yo. Tengo años, muchísimos años, criticando, analizando y reportando todo lo que nos ha llegado de Seúl.
Que si K-Pop, que si K-Dramas, que si K-Movies. Hasta he tenido el privilegio, en varias ocasiones, de ir a ese hermoso país para estar cerca de las fuentes, para entender estos fenómenos.
Lo reconozco, al principio no fue fácil. Cometí errores. Todo era demasiado nuevo, distinto, pero nadie ha generado más columnas, más programas especiales y hasta conferencias sobre este asunto que yo.
¿Por qué le estoy comentando todo esto? Porque le quiero decir, con el corazón en la mano, que BTS es lo más maravilloso que le ha pasado a la humanidad en mucho tiempo, que estos chicos son los nuevos Beatles y que “Dynamite” es una obra maestra que nadie se debe perder.
¿Qué es BTS? Un grandioso grupo de K-Pop, la experiencia más fina de la música pop de los cinco continentes.
¿Qué es “Dynamite”? Su nuevo sencillo, su nuevo video.
¿En qué me baso para decir que son los nuevos Beatles? ¿No estoy exagerando? No.
Yo sé, porque lo he estudiado con vehemencia, que los Beatles son la cúspide de la cultura pop británica de la segunda mitad del siglo XX, una agrupación sublime que cambió la historia de la música.
Pero eran otros tiempos. Hoy no hay forma de volver a tener aquello en ningún lugar del planeta.
Ahora, para crear, para triunfar, para trascender en el mundo del arte, se necesita de algo más que talento, de algo más que un discurso.
Se necesita de toda una industria, se necesita de mucha experiencia y eso es exactamente lo que hay detrás de BTS.
Más allá de la indiscutible belleza, gracia y disciplina que hay detrás de cada uno de sus integrantes, aquí tenemos la cristalización perfecta de la cultura pop coreana.
Se nota la experiencia de los empresarios, de los creativos, de ese inmenso país asiático, pero, además, se nota todo:
La maestría en el manejo de los ritmos, el dominio en la creación de letras, la exquisitez de una coreografía preciosa, la sensibilidad de los diseñadores de moda, la destreza de los más grandes maquillistas y peinadores.
Todo en “Dynamite” está cuidado al límite, desde la luz hasta la edición pasando por recursos de un simbolismo enorme como el arcoíris o los discos de vinilo.
¿Y qué me dice de ese glorioso “momento Cuarón” en donde vemos aquel avión cruzando el cielo?
Para mí era muy importante decirle esto hoy porque me parece imperdonable que haya gente que, aprovechando la admirable popularidad de estas estrellas, le esté dando rienda suelta a sus rencores, al racismo.
No se vale atacar a un grupo que nos está dando tanto por no verse como los europeos, por tener otro acento, por no encajar en los limitados estándares de belleza de un conjunto de mentes estrechas, ignorantes.
No saben lo que están haciendo. No saben lo que están diciendo. Y, lo peor, esto no tiene nada de chistoso. Odio es odio. Y BTS es exactamente todo lo contrario. BTS es amor.
Lo invito a revisar con detenimiento “Dynamite”, a analizar cada imagen. Estos chicos nos están dando luz cuando el mundo está lleno de oscuridad.
Deberíamos darles las gracias, aplaudirles, festejarlos. ¿O usted qué opina?