Por Arnoldo Kraus
Ilustración: Sergio Bordón, cortesía de Nexos
Las intersecciones entre salud, racismo y derechos humanos son múltiples. Jonathan M. Mann, quien murió prematuramente en un accidente aéreo, fue pionero en el estudio del tamiz previo. Tres ecuaciones explican la postura de Mann. Primera: si los Estados proveen salud a sus ciudadanos, es infrecuente la violación de los derechos humanos. La salud, agrego, confiere voz, presencia y la oportunidad de aceptar o no determinadas conductas gubernamentales. Segunda: la salud se deteriora cuando se violan derechos humanos. Violarlos, agrego, repercute negativamente tanto en la esfera mental como psíquica del individuo; situaciones negativas que restan voz y presencia. Tercera: en una sociedad sana las interconexiones entre salud y derechos humanos son múltiples; actúan en forma sinérgica. Pocos son los Estados, agrego, donde ambas variables funcionan: una alimenta a la otra y viceversa. En ninguna nación en América, ni siquiera en Canadá, salud y derechos humanos caminan de la mano.