Nexos

Residencia pasajera

Desde hace más de seis meses Aurelia vive en su auto, una situación de indigencia cada vez más común en la Ciudad de México.

Por: Rodrigo García Reséndiz

Ilustración: David Peón, cortesía de Nexos

Las primeras noches le fue difícil conciliar el sueño, cualquier sonido la despertaba y a veces se pasaba la noche en vela, rogando porque se hiciera de día lo antes posible. Le tomó 15 días saber a qué se enfrentaría cada noche: gatos, borrachos, arrancones, patrullas y ambulancias. Hizo cambios para dormir mejor. Aprendió de alguien más en su misma situación que es importante rotar las calles para que no siempre la vean en el mismo lugar, policía y maleantes están al acecho por igual; compró un cubreasiento de hule espuma para sentir menos los resortes en sus costillas, así como una almohada de viaje para cuello; también empezó a tomar media anforita de Anís Mico que la relajaba y mediaba entre su miedo y la oscuridad. Incluso imprimió un letrero para que no confundieran su auto con uno abandonado y evitar que éste fuera remolcado. Mintió para hacerlo más creíble: “Este carro no está abandonado. Pertenece a una persona de la tercera edad que por la pandemia no puede estar saliendo a moverlo”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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