Por: Sylvie Didou Aupetit
Ilustración: Jonathan Rosas, cortesía de Nexos
El 4 de Junio, la directora del CONACYT, María Elena Álvarez-Buylla emitió un comunicado en el que precisó que las directivas sólo aplicaban a los altos funcionarios y al personal de enlace pero no afectaban académicos ni becarios. Se ignora si la rectificación se debió a la avalancha de críticas que circularon en la prensa y en las redes sociales o a la inoperatividad de la medida. Pese a su desenlace “feliz”, el episodio corrobora que la situación de la ciencia en el país es inquietante. Muchas instituciones y sus académicos han vivido en una permanente zozobra en los pasados meses. Los directivos del CONACYT han reiterado que el financiamiento a la ciencia aumentaría, dentro de un nuevo marco de apoyos. Sin embargo, los convenios de ciencia Básica aprobados por comités de pares desde octubre 2018 (la anterior administración) no han sido firmados, el futuro del programa de Cátedras es incierto y se ignora si otras iniciativas, como las redes temáticas, serán reconducidas. El compás de espera se alarga en demasía y los recursos no fluyen.