Por: Irma Villalpando
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
La Nueva escuela mexicana —que es el nombre de la reforma educativa del actual gobierno— es criticada por su diagnóstico sobre la realidad educativa de México y del mundo. La debilidad de su análisis se origina, en parte, porque reduce la compleja problemática educativa mexicana al análisis sociopolítico del pedagogo brasileño Paulo Freire quien considera, bajo la línea del pensamiento posmarxista, que el capitalismo funciona como dispositivo de dominación de los opresores contra los oprimidos. Esto es algo que Foucault llamaría una mirada inexacta y parcial del funcionamiento de las relaciones de poder. Otra de las afluentes de la NEM son las teorías de la decolonialidad y de las epistemologías del Sur cuyos proponentes suelen ser más diversos, desde Aníbal Quijano y Fals Borda hasta el recientemente cuestionado Boaventura de Sousa Santos. En ambos casos predomina la intención de analizar la realidad latinoamericana a través de los procesos históricos de colonización.
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