Por: Joaquin Villalobos
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Las Fuerzas Armadas de Ucrania cuentan con 200 000 hombres activos y 900 000 reservistas; poseen tanques y vehículos blindados, artillería, cazas, helicópteros y drones, pero en cantidades insuficientes para enfrentar convencionalmente a una potencia militar como Rusia. Por las noticias se puede deducir que el presidente Volodimir Zelenski y sus jefes militares asumieron que enfrentarían una guerra asimétrica y, planificado o de hecho, adoptaron una estrategia de guerra irregular a gran escala. No ha habido en Ucrania batallas de tanques, duelos de artillería ni combates aéreos. No hay maniobras con grandes fuerzas que impliquen una guerra de movimientos y tampoco una guerra de posiciones generalizada; sin embargo, los ucranianos están causando numerosas bajas, destruyendo muchos tanques y derribando helicópteros y aviones. La baja del general de división Andréi Sujovetski es una evidencia de que Putin está empezando a enfrentar un enemigo invisible. Eliminar un general implicaría una gran batalla convencional que no ha ocurrido. Las posibilidades son que el general fue eliminado por un francotirador, su transporte fue emboscado o su puesto de mando sufrió un golpe de mano. Todas estas son operaciones irregulares.