Por: Ma. Sabine Santana Sosa
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
La tendencia al alza en la desigualdad en México y el mundo a partir de la década de los setenta ha estado marcada por el aumento de los recursos que acumula el 1 % más rico de la distribución. Mientras tanto, la participación del 40 % más pobre cae y los ingresos y la riqueza de las clases medias se mantienen casi invariables. Si bien en un país con tan alta incidencia de pobreza, el gozar de un ingreso per cápita de más de 11 000 pesos mensuales y pertenecer al decil más alto puede ser visto como un privilegio, una vez que se incorporan a las medidas de pobreza estándares más progresistas sobre lo que se requiere para vivir una vida digna en sociedad, la inmensa mayoría de los mexicanos caen en carencia. Los únicos que se salvan son el 23.5 % de la población con más recursos, e incluso dentro de este grupo, es notoria la desigualdad que hay entre el 1 % más rico y todos los demás.