Ciudad de México /
Por Beatriz Magaloni y Cesángari López
Ilustración: Estelí Meza
Una de las grandes paradojas de la guerra contra las drogas es que convirtió a los narcotraficantes en “guerreros del crimen” con incentivos crecientes para enfrentar, con instrumentos de combate armado, al Estado y a organizaciones rivales. Esta guerra sucede en un contexto de profunda inequidad que es fuente adicional de violencia. Primero, porque genera barreras de exclusión que vuelve más atractiva la ruta del crimen para quienes no pueden, mediante vías legales, alcanzar dinero, poder, prestigio, etc. Segundo, porque las instituciones públicas protegen los privilegios de los más ricos, mientras dejan sin oportunidades a jóvenes pobres.
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