Por: Francisco Gallardo Negrete
Ilustración: Gonzalo Tassier, cortesía de Nexos
En el último cuatrimestre de 2016, el matemático francés François Pachet y los programadores de Flow Machines, un proyecto de los Laboratorios de Ciencia Computacional de Sony, cumplieron un objetivo que, hasta entonces, parecía inalcanzable: componer con inteligencia artificial una canción que, si la banda The Beatles no se hubiera separado en el verano de 1970 y si John Lennon y George Harrison no hubieran muerto, sus miembros habrían podido escribir y grabar sin ningún problema. El “aprendizaje supervisado” (supervised learning) desempeña una función crucial en las inteligencias artificiales que, actualmente, se dedican a crear piezas musicales. Por tal motivo, con vistas a conocer el proceso creativo de “Daddy’s Car” —ése es el título de la pequeña obra maestra de Flow Machines—, conviene revisar un ejemplo que se utiliza, no por casualidad, como tema de apertura en la mayoría de los cursos sobre “aprendizaje automático” (machine learning): el conjunto de datos iris, de Ronald Aylmer Fisher.