Por: Celso Alán Villegas Lomelí
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
El acceso a la vivienda en México para los grupos de bajos ingresos es proveída de dos formas: por medio de la autoconstrucción o a través de vivienda social. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Vivienda en México (ENVI) de 2020, el porcentaje de los hogares que adquirieron una vivienda en forma de autoconstrucción representa el 57.3 %, aquellos que comprar vivienda nueva abarcan el 20.8 %, la proporción que la compró usada es del 14.6 % y quienes la obtuvieron de otra manera es del 7.3 %. Un hecho importante es que la principal forma de adquirir vivienda en México es la autoconstrucción. Lo anterior refleja dos cosas: en primer lugar, el gran tamaño que tiene el sector informal, ya que al no poder adquirir financiamiento para adquirir vivienda, termina optando por la autoconstrucción; en segundo lugar, refleja el régimen dualista de la política social, en específico la política de vivienda, ya que la cobertura de la protección social privilegia a los grupos de ingresos medios, como los trabajadores industriales, los empleados del Estado y los miembros de las clases medias. Por lo que se puede apreciar una clara marginación para los trabajadores informales, las clases campesinas y los grupos minoritarios en términos de acceso a vivienda financiada a través de una institución gubernamental. En ese sentido, la autoconstrucción sirve como una vía de escape para tener acceso a una vivienda.