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Dilma Rousseff denunció el golpe de Estado parlamentario judicial con cobertura de legalidad que imita con otro ropaje las sazonadas militares a la derecha. En lugar de ella, asumió un político mafioso y mañoso, Michel Temer, que estará en el cargo hasta diciembre de 2018 en medio de una inflación galopante y la caída del producto interno bruto en más de 3 por ciento.
Ésta es la opinión de Irene Selser, editorialista de Milenio.