Más Negocios

Zuckerberg dice cómo limitar la flojera en la oficina

Facebook at Work es la herramienta que pretende dar espacio a los propios empleados para tener un escape de la rutina del trabajo. El garrafón de agua, pero en versión de red social.


Con 1,500 millones de miembros activos, Facebook está en camino de lograr su objetivo de conectar en un mundo, a todos los 7,300 millones de nosotros, desde bebés llorones hasta centena­rios confundidos. Pero el gigante de las redes sociales enfrenta obstáculos. Uno de ellos es China, a quien cortejó el presi­dente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, en un discurso en Beijing el fin de semana pa­sado, cuando habló en mandarín con la esperanza de encantar al país y se levante la prohibición de su producto.

El otro reto que tiene que romper es la fuerza laboral de 3,000 millones de personas, muchas de ellas se encuentran en oficinas donde las empresas hicieron lo que China y blo­quearon el sitio. La respuesta de la firma de tecnología fue lanzar “Facebook at Work”, un gemelo del servicio personal con un enfoque de negocios. La herra­mienta recibió un impulso con la noticia de que el Royal Bank of Scotland lo adoptará para su plantilla laboral de 100 mil personas a finales de 2016.

La versión de trabajo se parece al sitio personal; los usuarios se pueden unir a grupos, compartir archivos e intercambiar mensajes. La diferencia es que nadie fuera de la compañía puede ver nada de eso. La aplicación tiene fotografías de pantalla de ejemplos idealizados, como una joven que envía un mensaje a sus colegas con el sentimiento inspirador: “¡No puedo creer que llevo en Acme dos años! No podría pedir un mejor lugar de trabajo”.

Parece orwelliano, un programa coercitivo que el politburó de China estaría contento de darle “me gusta” si estuviera en Facebook. Pero la verdad tiene más matices. De lo que en realidad somos testigos es de una aceptación pragmática de “flojear” en el trabajo.

En todos los días laborales hay momentos donde técnicamente no estamos trabajando. Un ejemplo, es el famoso momento del dispensador de agua tan querido por los ejecutivos de entretenimiento, cuando el personal hace fila para llenar un cono de papel mientras habla de la nueva película de la Guerra de las Galaxias. Los descansos para fumar son otro ejemplo. Los cigarros pueden quitarte años de vida, pero también le roban 20 minutos diarios a tu empleador. El internet transformó muchas pausas que hay en el trabajo de oficina. Gran parte del tiempo se pasa frente a una computadora, la pantalla tomó el lugar para ausentarse sin permiso. En los viejos tiempos, podíamos ver por la ventana o hacer una llamada telefónica furtiva. Ahora podemos enviar correos elec­trónicos personales o revisar el pronóstico del clima mientras simulamos trabajar.

La World Wide Web es lo sufi­cientemente amplia para ser una ayuda para la productividad como la herramienta más pode­rosa para holgazanear. Las empresas pueden controlar su mal uso con un programas de monitoreo. Pero al igual que los descansos para fumar o tomar un té, normalmente se tolera una pequeña cantidad de tiempo personal, y muchos empleados lo esperan. Cuando se envía un vínculo pasado de tono con el mensaje “no seguro para el tra­bajo”, la advertencia implica que hay contenido que es seguro para el trabajo, el tipo de cosas que no debe dar a lugar una medida disciplinaria, videos de gatitos, o niños pequeños que cantan “The Star Spangled Banner”.

Compartir videos banales de YouTube no es diferente a hablar de nimiedades, un lubricante en la vida social en el lugar de trabajo.

Un análisis de 2012 de 600 mil correos electrónicos internos entre el personal de Enron -entre los cachés más grandes públicamente disponibles tras la quiebra de la compañía- descubrió que 15% era sobre chismes. Los investigadores de Georgia Tech que realizaron el estudio juzgaron que la proporción es típica.

La vida privada se filtra a la vida laboral. Se critica a la tecnología por colonizar el tiempo libre con una cultura de siempre guardia, pero lo opuesto también es verdad. El internet transformó nuestras expectativas de las cosas con las que nos podemos salir con la nuestra en el trabajo.

Si a los 100 mil empleados de Royal Bank of Scotland no se les permite charlar y bromear en “Facebook at Work” -si se espera que solo se manden mensajes como “¡Muy bien, te envío la nueva revisión!”-, entonces van a pasar allí el menor tiempo posible. Pero sus jefes lo saben. Lo que vemos aquí no es un ataque a “flojear” un rato en el mundo digital, sino una prueba para establecer los límites. Tomen nota corporaciones tolerantes del siglo XXI.


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.