El año pasado, cuando Volkswagen se inundó por primera vez con las reclamaciones de que hizo trampa en los estándares de emisiones de motores a diésel, pocos analistas quedaron convencidos con el dique que construyó para tratar de contenerlas. La empresa dijo que el proyecto para eludir las normas de las pruebas de emisiones —que se buscaron durante muchos años en varios modelos— se limitaba a un pequeño grupo de ingenieros.
El miércoles, VW dio marcha atrás significativamente a ese argumento de defensa. En su respuesta a la acción legal de los accionistas sobre el manejo del asunto, la empresa sugirió en su lugar que algunos gerentes detectaron problemas desde 2014, pero fueron lentos para comprender su gravedad. Se dijo que Martin Winterkorn, entonces director ejecutivo, estaba hasta el cuello de correos electrónicos y que tal vez por eso no leyó un memorando que escribieron sobre el problema.
La pregunta clave es si la nueva versión de los acontecimientos va a soportar futuras revelaciones de una mejor manera que la anterior. La primera versión se hundió bajo sus propias debilidades inherentes —era muy poco probable que ese plan complicado de largo plazo fuera la obra de un pequeño grupo— y después la arrastró una serie de olas de evidencia acerca de que los gerentes sabían del asunto.
Carl Tobias, profesor de derecho de la Universidad de Richmond, Virginia, dice que la defensa más reciente de la empresa hace "una serie de reconocimientos". Pero duda que esto le ayude a Volkswagen a aseverar que tal vez el presidente ejecutivo estaba demasiado ocupado como para absorber información importante que se le enviaba.
"Todavía tienen obligaciones", dice.
En el centro de la historia se mantiene la pregunta de cómo VW, una de las automotrices más grandes del mundo por ventas, ocultó durante años las verdaderas emisiones de algunos de sus vehículos a diésel. Los nuevos documentos dejan en claro que el nacimiento del plan fue el deseo de la compañía para llevar sus vehículos con alimentación a diésel al mercado estadunidense, donde Volkswagen solo era una fuerza menor desde la década de los 80 del siglo pasado.
Se remonta al inicio del empuje renovado hacia Estados Unidos desde 2005.
De acuerdo con el documento, los ingenieros de la división de tren motriz de la compañía decidieron alterar el software para permitir que la tecnología europea de control de emisiones de VW superara las pruebas de emisiones más estrictas de Estados Unidos. La modificación —conocida como "dispositivo de desactivación"— detecta cuando se realiza una prueba al vehículo y apaga los controles de emisiones de óxido de nitrógeno el resto del tiempo.
Los primeros vehículos con el dispositivo salieron por primera vez a la venta en la Unión Americana en 2008.
"Un grupo de personas —cuya identidad todavía se tiene que determinar— decidió modificar el software de la gestión del motor", de acuerdo con el documento.
Todavía se mantiene el principal misterio acerca de si los altos directivos se dieron cuenta de las advertencias sobre el engaño una vez que un grupo ambientalista europeo, el Consejo Internacional de Transporte Limpio, lo detectó por primera vez. La pregunta es central para la acción legal, que alega que VW dañó a los accionistas al no reportar rápidamente el problema.
La compañía dice que se le enviaron memorandos a Winterkorn donde se mencionaba el problema, tanto en mayo como en noviembre de 2014, pero tal vez no se dio cuenta de ellos en medio de una pesada carga de trabajo del fin de semana.
No se pudo contactar a Winterkorn para que hiciera comentarios.
"El asunto del diésel, ya que se trataba de uno de los muchos problemas de los productos que enfrenta la compañía, no recibió una atención especial por parte de los niveles directivos de Volkswagen", dice el documento.
La compañía también insiste en que todavía no queda claro hasta qué punto comprendieron Winterkorn y Herbert Diess, director de la marca VW de vehículos de pasajeros, la importancia del problema cuando lo discutieron al margen de una reunión del 27 de julio del año pasado.
"Todavía no se reconstruyen los detalles concretos de esa reunión", se dice en el documento.
Rebecca Lindlan, analista de Kelley Blue Book, el sitio de información de automóviles, dice que "el reconocimiento de que a los altos directivos se les proporcionó información y la ignoraron, sin duda es más creíble que un grupo de ingenieros deshonestos".
Pero el mayor problema que enfrenta VW es que, después de reconocer a finales de agosto de 2015 la gravedad del problema en Estados Unidos y la forma como lo trató la Agencia de Protección Ambiental de EU, la compañía no se dio cuenta de la seriedad de su mala práctica.
El escándalo de emisiones llevó a la renuncia de WInterkorn.
El argumento subyacente de Volkswagen, de acuerdo con el profesor Tobias, es que los altos ejecutivos de la compañía no comprendieron que los dispositivos de desactivación violaron la ley de EU, tampoco que las consecuencias legales de ese tipo de violación podrían ser tan graves.
Si bien eso puede explicar la razón por la que VW no reveló los problemas al público durante un largo periodo, es poco probable que eso persuada a varios organismos oficiales en todo el mundo para tomar acciones legales, civiles y penales.
Para explicar la difícil situación que enfrenta la compañía en esos casos, el profesor Tobias cita un aforismo legal muy conocido: "la ignorancia de la ley no es excusa, ¿verdad?".