Incluso antes de que quedara expuesto que Volkswagen (VW) hacía trampa en las pruebas de emisiones, ya había perdido 42 mil millones de euros (mde) en valor de mercado frente a su punto máximo en marzo de este año, cuando cambió el mercado global de automóviles. Perdió otros 21 mil mde desde que estalló el escándalo. A juzgar por el precio de las acciones, entonces, clasificar la deshonestidad no es la mayor fuente de presión sobre el valor de la compañía.
Los resultados del tercer trimestre de VW confirman la sentencia. Los resultados de operación, con una vista no demasiado detallada, fueron seguros. Los ingresos aumentaron un poco, las utilidades y el flujo de efectivo quedaron sin cambios. Se mantuvieron los objetivos de márgenes. La compañía dijo que la demanda de vehículos se suavizó en todo el mundo, pero eso no es sorpresa.
Europa occidental fue una importante fuente de fortaleza en el trimestre: los volúmenes aumentaron 6% en comparación con un débil 2014. Más importante aún, las unidades en China fueron un aterrador 8%. Más de una tercera parte de las unidades de VW se venden detrás de la Gran Muralla, una proporción más alta que cualquier otro productor occidental. China, por su reputación, también es un mercado de alto margen para VW.
La lectura de la baja confianza del consumidor en ocho años no es un buen augurio. Si el mercado de China se sigue suavizando, el descuento de VW estará más que justificado.