Pekín ejerció presión sobre Guatemala para que cambie su reconocimiento diplomático de Taipéi a Pekín y le ofreció vacunas contra el coronavirus como incentivo, según el presidente de la nación centroamericana, Alejandro Giammattei.
Pero Guatemala, la mayor de las economías que aún reconoce al territorio insular, que Pekín considera parte de China, tiene la intención de seguir siendo leal a Taipéi, aunque sus vecinos cambien de lealtad, afirmó Giammattei en entrevista con Financial Times.
Tras la decisión del jueves de Nicaragua de cortar los lazos con Taiwán, al territorio insular solo le quedan 14 aliados diplomáticos, la mayoría en América Latina y el Caribe.
Pekín ha ejercido una fuerte presión en la región y en los últimos cuatro años convenció a El Salvador, Panamá y República Dominicana para que abandonen a Taiwán. La presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro, que tomará posesión del cargo en enero, prometió en su manifiesto electoral cambiar a China.
“Somos el último país en el que China no ha logrado insertarse”, dijo Giammattei por videoconferencia en una visita a Washington. “Los chinos nos presionan mucho, nos ofrecen mucho; ofrecieron (vacunas pero) no aceptamos”.
La lealtad de Guatemala a Taiwán es una “cuestión de principios”, añadió el presidente, que dijo que Taipéi es el “único aliado real” de su país. Durante la pandemia, “la primera ropa de bioseguridad que llegó a Guatemala la envió Taiwán cuando nadie podía conseguirla porque estaba agotada; los primeros respiradores que llegaron a Guatemala vinieron de Taiwán”, indicó.
Pero Pepe Zhang, experto en las relaciones entre China y América Latina en el Atlantic Council, dijo que Guatemala está tomando una decisión calculada. “Los aliados de Taiwán tendrán que sopesar el costo y el beneficio de sus relaciones con Taiwán, Estados Unidos y China”, dijo. “Guatemala en este momento ve un mayor beneficio en mantener los lazos con Taiwán, pero veremos si esto continúa”.
Giammattei, conservador y a favor de las empresas, asumió el poder en enero de 2020, y prometió impulsar la prosperidad en el empobrecido altiplano guatemalteco, fuente de muchos de los migrantes que se han unido a decenas de miles de centroamericanos para dirigirse a la frontera con EU en los últimos años.
El presidente expresó su frustración con la administración Biden en EU, que ha tenido problemas para hacer frente al flujo de personas. Estados Unidos prometió un plan de ayuda de 4 mil millones de dólares para Centroamérica con el fin de abordar las causas profundas de la migración, que, según los analistas, es provocada por corrupción, violencia y pobreza. Sin embargo, Washington ha tenido dificultades para aplicarlo en medio de desacuerdos con los gobiernos de la región.
Cuando se le preguntó sobre cuándo se podrá empezar a desembolsar la ayuda del plan, Giammattei respondió: “Si ustedes no saben nada, yo tampoco”. Washington y su gobierno no se entienden, dijo, y añadió: “Quizá ellos no entiendan mi español y yo no entienda su inglés”.
Guatemala, El Salvador y Honduras —los tres países del denominado “triángulo del norte” que están en el centro de los esfuerzos de EU para frenar el flujo de migrantes— quedaron fuera de una cumbre virtual sobre democracia liderada por EU esta semana debido a lo que Uzra Zeya, funcionario del departamento de Estado, describió como preocupaciones sobre “la dirección del estado de derecho y la gobernanza y los esfuerzos contra la corrupción”.
La medida se produce después de que EU anunciara en septiembre sanciones contra dos funcionarios guatemaltecos, entre ellos la fiscal general, María Consuelo Porras Argueta De Porres, por presunta obstrucción de las investigaciones sobre corrupción y por el despido de un importante fiscal anticorrupción.
A principios de ese mes, los fiscales guatemaltecos abrieron una investigación sobre las denuncias de que una empresa minera había intentado sobornar a Giammattei. El presidente, que goza de inmunidad en virtud de su cargo, no fue acusado de ningún delito y negó haber cometido alguno.
Giammattei acusó a Washington de no responder a los esfuerzos de Guatemala para ayudar a mejorar la seguridad de EU. Enumerando una serie de decomisos de drogas y traficantes deportados de Guatemala dijo: “Nos consideramos aliados, aunque Estados Unidos no nos trata como un aliado”.
La economía guatemalteca superó a la de sus vecinos durante la pandemia, con una leve contracción de 1.5 por ciento del producto interno bruto el año pasado. El Fondo Monetario Internacional prevé que la economía crezca 5.5 por ciento este año y 4.5 por ciento en 2023, lo que la convierte en uno de los países con mejor desempeño de América Latina.
El mes pasado, Millicom, una compañía europea de telecomunicaciones, realizó la mayor inversión extranjera de la historia en el país, al gastar 2 mil 200 mdd para asumir el control total del mayor operador de telefonía móvil, Tigo. Guatemala espera que la inversión extranjera directa total de este año alcance 3 mil 400 mdd.
Giammattei dijo que espera atraer 5 mil mdd en inversiones en carreteras de cuota, a medida que despliega asociaciones público-privadas para cubrir las carencias en infraestructuras y hacer que el país fuera más competitivo para las multinacionales.
La ubicación del país junto a México le da fácil acceso a la zona comercial T-MEC; además, el presidente afirmó que una firma japonesa de autopartes está a punto de anunciar una planta de producción en una zona franca guatemalteca cerca de su frontera con México.
“Estuvimos hablando ayer con senadores y congresistas estadunidenses sobre la posibilidad de que EU otorgue exenciones fiscales a las empresas norteamericanas en China para que vengan a este lado del mundo”, añadió.
Giammattei descartó emular a El Salvador, que se convirtió en el primer país en adoptar el bitcóin como moneda de curso legal.
“Tenemos 25 años de estabilidad macroeconómica, ¿crees que nos vamos a arriesgar a pasar de un modelo estable a un modelo cambiante, oscilante y abierto a la manipulación? “No lo creo”, dijo.