Cuando Stacey Abrams tenía 18 años, pasó una larga noche en el laboratorio de computación de la universidad, trazando los próximos 40 años de su vida. Desconsolada después de que su entonces novio terminó con ella, canalizó su energía en una hoja de cálculo Lotus 1-2-3 de metas ambiciosas, de acuerdo con sus memorias políticas. A los 24 años, ella escribiría una exitosa novela de espías. A los 30 años, sería una emprendedora millonaria. A los 35, sería la alcaldesa de Atlanta, Georgia.
Abrams actualmente tiene 47 años. Ha sido legisladora estatal, pero nunca alcaldesa. Es una escritora con un éxito moderado: ocho novelas de romance, escritas bajo el seudónimo Selena Montgomery, que ya vendieron más de 100 mil copias. Pero se convirtió en uno de los políticos no electos más influyentes en Estados Unidos, a pesar de perder por un margen estrecho la contienda de 2018 para la gubernatura de Georgia.
Esta semana, fue ampliamente anunciada como la arquitecta de las inesperadas victorias de los demócratas en las elecciones de segunda vuelta para los escaños del senado de Georgia, que le dieron al partido el control en ambas cámaras del Congreso y, por primera vez en su estado, se eligió a un senador negro Raphael Warnock, y el primer senador judío, Jon Ossoff.
Sus esfuerzos para el registro de votantes e impulsar la participación en el estado también hicieron que Joe Biden fuera el primer candidato presidencial demócrata en ganar Georgia en casi tres décadas, tras derrotar a Donald Trump por menos de 12 mil votos.
“Un aplauso para Stacey Abrams. Nadie en Estados Unidos ha hecho más por el derecho al voto que Stacey”, dijo Biden en una de sus escalas de la campaña en Atlanta en la víspera de la votación del martes. “Stacey, estás cambiando Georgia. Cambiaste Estados Unidos”.
La segunda de seis hijos, Abrams nació en Wisconsin y creció en Mississippi antes de que la familia se trasladara a los suburbios de Atlanta cuando era una adolescente. Se graduó como la primera en su clase de la preparatoria, antes de asistir a Spelman College, una universidad históricamente de mujeres de raza negra. Obtuvo su maestría en asuntos públicos en la Universidad de Texas en Austin, y una licenciatura en derecho de Yale.
Lo Dice...“Mi responsabilidad no es simplemente competir porque hay un puesto disponible, necesito contender porque quiero hacer el trabajo”
Su interés en la política y la justicia social se remonta a la primavera de 1992, cuando cuatro oficiales de policía de Los Ángeles fueron absueltos de una brutal golpiza a Rodney King, lo que desató indignación y disturbios.
En 2006, se postuló para la legislatura del estado de Georgia, y en cinco años se convirtió en la primera mujer en liderar cualquiera de los partidos en la Asamblea General de Georgia, y en la primera líder negra en su Cámara de Representantes.
En la última década, se enfocó en ampliar el acceso al voto en Georgia y en todo el país. En 2014, un año después de que la Corte Suprema de EU retiró las protecciones de la Ley del Derecho al Voto de 1965, que prohibía la discriminación racial en las urnas, cofundó el New Georgia Project, con el objetivo de registrar a los votantes más jóvenes y gente de color.
En 2018, se postuló para la gubernatura, que perdió contra el republicano Brian Kemp con una diferencia de 55 mil votos en la contienda electoral para gobernador más cerrada en más de medio siglo. La carrera se vio empañada por las acusaciones de que Kemp, quien en ese momento era el secretario de estado de Georgia, suprimió los votos de ciudadanos negros al eliminarlos de las listas de votantes.
Después de perder la contienda para la gubernatura, creó Fair Fight Action para hacer frente a la supresión de votantes y en septiembre de 2019, ella y la directora ejecutiva del grupo, Lauren Groh-Wargo, publicaron “The Abrams Playbook” (el libro de tácticas de Abrams), en el que promovieron una inversión a gran escala, de tiempo y recursos, para lograr llevar a los demócratas a Georgia en 2020.
Decepcionó a muchos demócratas cuando se negó a competir por el Senado en 2020, al decir: “mi responsabilidad no es simplemente competir porque hay un puesto disponible. Necesito contender porque quiero hacer el trabajo”.
No fue una muestra de falta de ambición política. Si bien se negó a unirse al abarrotado campo de demócratas que competían por la nominación presidencial del partido, predijo en enero pasado que ella sería elegida como presidenta en el año 2040.
También le dijo a la revista Elle que “sería una excelente compañera de fórmula” para Biden y presumió sus credenciales en programas de entrevistas y en programas de televisión por cable. En su lugar, Biden eligió a Kamala Harris.
Mientras tanto, Abrams tiene un nuevo libro —un thriller político titulado When Justice Sleeps— que se publicará en mayo, y se espera que contienda para el puesto de gobernador en 2022, lo que establece una revancha con Kemp que los aliados afirman que ella ganará.
“Ya la llamamos nuestra gobernadora”, dice la presidenta del Partido Demócrata del condado de Fulton en Atlanta, LeWanna Heard-Tucker. “Esto va a ser pan comido para ella”.
srgs
