El sector tecnológico chino prospera, pero tiene un problema: las acciones están en máximos de tres años, impulsadas por el optimismo en torno a DeepSeek —la respuesta local a OpenAI—, y las sólidas ganancias corporativas. Pero las caídas del martes, provocadas por la última orden ejecutiva de Donald Trump, sirven como un duro recordatorio de que el riesgo geopolítico sigue siendo una fuerza duradera en los mercados de valores chinos.
El repunte estuvo bien fundamentado. Alibaba, un beneficiario clave del auge de la IA, informó un fuerte crecimiento de las ganancias, con un aumento en sus ingresos de 39 mil millones de dólares (mdd) en el último trimestre. Las ganancias de Lenovo y Xiaomi también superaron las expectativas, e impulsaron las ganancias en el índice Hang Seng Tech.
Esto ha impulsado un aumento de las inversiones. Alibaba ha prometido un agresivo desembolso de 53 mil mdd en computación en la nube e infraestructura de inteligencia artificial durante los próximos tres años. Su par Huawei ha avanzado en la producción de chips de inteligencia artificial.
Mientras Estados Unidos endurece las restricciones a las exportaciones de semiconductores, Beijing fortalece las iniciativas de autosuficiencia que hacen a su sector tecnológico resistente a las presiones externas. El tira y afloja continúa. Alibaba había ganado 70 por ciento este año, hasta que un decreto de Trump destinado a frenar la inversión china en industrias estadunidenses críticas redujo en 10 por ciento los certificados de depósito estadunidenses de la compañía. Eso convirtió al martes en el peor día de la acción desde octubre de 2022.
El equipo de Trump también sopesa restricciones a la exportación de chips aún más duras que las que están en vigor actualmente, lo que indica una posible escalada de las tensiones comerciales.
Nada de esto debería sorprender. Durante el primer mandato de Trump, el repunte tecnológico chino se vio interrumpido por una serie de medidas radicales estadunidenses dirigidas excluir de la bolsa a las empresas chinas y a parar las exportaciones.
Lo que es diferente en esta ocasión es la profundidad de la demanda local de acciones. En el pico de la ola de ventas china, que comenzó a fines de 2020, los fondos continentales fueron vendedores netos de acciones cotizadas en Hong Kong, lo que exacerbó el éxodo de capital extranjero, particularmente en negocios de tecnología.
Este año, la tendencia se ha revertido. Las compras netas de acciones cotizadas en Hong Kong por parte de fondos de China continental han aumentado a poco más de mil 100 mdd en un solo día, lo que elevó las entradas a casi 30 mil mdd para este año.
El reciente repunte de las acciones tecnológicas chinas no se debió únicamente a los fundamentos. También fue una apuesta a que las tensiones geopolíticas, aunque persistentes, permanecerían en un segundo plano en lugar de dictar la dirección del mercado. La caída que se vio esta semana sugiere que esa suposición fue demasiado optimista.
OMM