Ser un informante corporativo no es divertido. La historia muestra que muchos gerentes, en vez de ser agradecidos, reaccionan a las reclamaciones de irregularidades financieras con la negación o incluso con una degradación. Los más abiertos probablemente remitan la información a sus auditores externos o abogados para una investigación. Pero incluso en ese caso, el camino no siempre es tranquilo.
Consideren la experiencia del ex informante de Monsanto que cuestionó la manera como la empresa de químicos agrícolas contabilizaba los descuentos que buscaban elevar las ventas de su pesticida de mayores ventas, Roundup. De acuerdo con su abogado, Stuart Meissner, los auditores de la compañía en Deloitte desestimaron sus preocupaciones y defendieron la contabilidad.
El informador posteriormente acudió a la Comisión de Bolsa y Valores de EU (SEC, por su sigla en inglés), que al final obligó a Monsanto a repetir tres años de ganancias y pagar una multa de 80 millones de dólares. Esta semana, el informante obtuvo su recompensa: un premio de 22 millones 400 mil dólares del programa de informantes de la SEC por ayudar a descubrir “un fraude muy oculto”.
El denunciante pidió que no se revelara su identidad porque todavía hace ese tipo de trabajo en otra empresa. Pero esta semana autorizó a Meissner a hacer público el hecho del fraude que ocurrió en Monsanto porque quiere que la SEC investigue a Deloitte.
En la demanda de la SEC no apareció el nombre de Deloitte y continúa como auditor de Monsanto, dijo Meissner. La firma no quiso hacer comentarios.
“Esto plantea preguntas claves acerca del papel del auditor. Revisan su propio trabajo”, dijo Meissner.
Últimamente las fallas de auditoría aparecen mucho en las noticias. Esta semana, PwC resolvió demandas de que no logró detectar una conspiración multimillonaria entre ejecutivos del extinto banco hipotecario y sus contrapartes en Colonial Bank, que también fue a la quiebra.
Esta semana, a la división en el Reino Unido de la misma firma también la golpearon con una multa de 2 millones 300 mil libras por cerrar una auditoría en 2007 del banco de alto riesgo Cattles, que posteriormente colapsó. El Consejo de Información Financiera (FRC, por su sigla en inglés), dijo que PwC no detectó la falla de Cattles de no reservar suficiente dinero para préstamos incobrables.
Se han hecho varios esfuerzos para que los auditores asuman más responsabilidad. La SEC llevó casos en algunos de los escándalos contables más indignantes, Xerox, Adelphia, Tyco. El FRC investiga a los auditores en los últimos cinco colapsos o escándalos financieros de alto perfil, incluido el del minorista BHS, el del grupo de supermercados Tesco y el extinto banco HBOS.
El FRC y el Consejo de Vigilancia de Contabilidad de Empresas que Cotizan en Bolsa de EU (US Public Company Accounting Oversight Board o PCAOB) también revisan anualmente la calidad de las auditorías de las cuatro grandes firmas de contabilidad y a sus principales competidores.
Los auditores a menudo se quejan de que los inversores esperan demasiado, en especial en casos donde los ejecutivos de la empresa mienten intencionalmente. En el caso de Monsanto, por ejemplo, la SEC dijo que un ejecutivo engañó al auditor externo sobre la fecha de inicio del descuento.
Pero los resultados de las inspecciones del auditor sugieren que otros factores también entraron en juego. El PCAOB encontró fallas en 24 por ciento de las auditorías de Deloitte que examinó el año pasado. El regulador se quejó de que los métodos que usa Deloitte para verificar la información son “insuficientes”, ineficaces” y dependen demasiado de “interrogar a la dirección”.
Sin embargo, los resultados de Deloitte son mejores que los de varios competidores; KPMG tiene deficiencias en la mitad de las auditorías de EU que inspeccionó recientemente.