Las autoridades brasileñas abrieron una nueva frontera en la investigación en el enorme esquema de sobornos por contratos en Petrobras cuando arrestaron a uno de los hombres más ricos del país en su casa en Río de Janeiro, después de una redada en el banco de inversión que fundó.
Cuando la policía federal entró en la sede en Sao Paulo del financiero André Esteves en busca de documentos que lo relacionen a la corrupción de la petrolera estatal, se sorprendieron al saber que no tenía oficina privada: de acuerdo con la cultura de meritocracia de BTG Pactual, uno de los preferidos de los inversionistas extranjeros, Esteves ocupaba un escritorio ordinario en medio del piso de operaciones.
“Insistieron en que debía tener su propia oficina y siguieron buscándola sin ninguna fortuna”, dijo una persona que fue testigo de la escena.
Junto con Esteves, los fiscales también arrestaron a un miembro actual del poderoso Senado de Brasil, Delcídio Amaral, líder de la cámara alta del gobernante Partido de los Trabajadores, o PT, por primera vez en la historia democrática del país.
La detención de los dos, quienes niegan cualquier delito, lleva la investigación por primera vez al mundo de las altas finanzas y a las altas esferas de la escena política del país.
Hasta ahora, el escándalo de Petrobras se mantuvo en el turbio bajo mundo de las industrias de gas, petróleo y construcción, en donde se acusa a exejecutivos de conspirar con los jefes para extraer un estimado de 6,000 millones de reales a través de contratos fraudulentos.
Los últimos arrestos no pudieron llegar en peor momento para la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, quien libra una batalla con una doble crisis, la económica y la política, mientras que el país entra en lo que promete ser la peor recesión desde la década de 1930.
Para la presidenta, quien también lucha con un movimiento de juicio político en su contra en el Congreso, los arrestos son un recordatorio de que después de 20 meses, la investigación políticamente explosiva, que ya implicó a cerca de 50 políticos, en su mayoría de la coalición gobernante, está lejos de terminar.
Si el grupo de élite de jóvenes fiscales, policía y jueces detrás de la investigación por el escándalo (conocida en portugués como “Lava Jato”, o lavado de coches) se salen con la suya, esto será solo el principio.
“Intentamos cambiar el sistema aquí en Brasil para que la regla no sea la impunidad, sino que sea un sistema funcional que ejerza un castigo cuando es debido”, dijo Deltan Dallagnol, uno de los fiscales que lideran la investigación. “Podemos tener Lava Jatos en todo el país”.
Entre los arrestados se encuentran grandes magnates empresariales como Marcelo Odebrecht, director del mayor grupo de construcción del país del mismo nombre, que se encuentra en prisión desde junio. Otros incluyen al tesorero del partido de Rousseff, el PT, Joao Vaccari Neto, y el exjefe de gabinete del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, José Dirceu.
Además de Dallagnol y el equipo de fiscales que tienen su base en la ciudad sureña de Curitiba, las investigaciones las dirige un grupo de la policía federal, incluyendo a Márcio Adriano Anselmo, el oficial que descubrió por primera vez el esquema de corrupción en Petrobras, así como investigadores del departamento de impuestos y el juez de la corte federal, Sérgio Moro.
La preocupación para los inversionistas en Brasil es que la investigación se mueve cada vez más cerca del núcleo del PT, lo que amenaza a su principal promotor, al señor Lula da Silva, y por defecto, a Rousseff, dicen los analistas.
El senador Amaral también era cercano al expresidente, dijo Eurasia Group. Mientras más se siente amenazado Lula da Silva, más se acerca a la extrema izquierda del PT. Esto a su vez puede poner en peligro los esfuerzos de Rousseff para implementar un programa de austeridad fiscal que, si bien es impopular con la izquierda, se considera de manera general como necesario para detener el creciente déficit presupuestal y estabilizar la economía de Brasil.
“Es un escenario muy malo”, dijo Silvio Campos Neto, economista de Tendencias, la consultoría. Dijo que su firma predijo una contracción del crecimiento de PIB de 3.2% este año y de 2% en 2016.
“Al juzgar por la magnitud del proceso de Petrobras y el alcance de las repercusiones, se espera que su desarrollo abarque todo 2016”, dijo, y le da una probabilidad de 30% para que se someta a Rousseff a un juicio político.
Dijo Dallagnol: “Una persona que comete (un acto de) corrupción, estudia el costo y los beneficios, y aquí en Brasil hay muchos beneficios y ningún costo”.