Todos los días, los Controladores de Tránsito Aéreo (CTA) tienen en sus manos la vida de más de 100 mil personas, por lo que su labor no admite margen de error. Una coordenada incorrecta significa el caos, por eso deben trabajar en equipo, pero sobre todo dominar el estrés, el cual será más en 2020, año en el que entrará en operación el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
“Nuestro trabajo no permite errores. Las operaciones deben ser seguras”, dijo Rodolfo Olivares Castro, gerente regional del Centro de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), que depende de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
El controlador desde hace 40 años y encargado de administrar los bienes y operación en 13 aeropuertos del país, apuntó que por tener el Centro de Control México (CCM), el mayor tránsito, tiene a 430 CTA, de los cuales 280 están en la Torre de Control y el CCM, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) “Benito Juárez”, el más importante en Latinoamérica y 30 del mundo.
Subrayó que el AICM tiene un promedio de mil 100 operaciones al día de aterrizaje y despegue, y en días muy ocupados hasta 4 mil.
Destacó que por el tamaño de la ciudad, “con las características, movilidad y seguridad que le otorga a cierto estrato de la sociedad”, la operación anual de helicópteros que aterrizan y despegan es cerca de 53 mil, más los sobrevuelos en la zona económicamente activa de la ciudad, lo cual, en 10 años, ha tenido un crecimiento anual de 7 por ciento”.
Torre de control
Benjamín Estrella Cienfuegos, jefe de la Torre de Control del AICM, y desde hace 34 años CTA, especificó que debido al volumen de operaciones, en la torre cuentan con seis diferentes posiciones de control, las cuales se denomina Control de Aeródromo.
“De estás, la más importante, es Control de Torre, que se encarga de todos los aterrizajes y despegues, organizar la secuencia de éstos de acuerdo a la salida de instrumentos que tienen, su destino, nivel de vuelo y velocidad para optimizar el espacio aéreo”.
Expuso que debido al tráfico de helicópteros fue necesario separarlos del Control de Aeródromo, con rutas de llegada y salida del AICM, además de que se atiende todos los sobrevuelos en la ciudad.
“Cada turno en esta torre es de nueve personas, más dos supervisores, pero solo se conectan seis y tres están en tiempo de recuperación. Luego de hora y 10 minutos, éstos entran al relevo para que tomen su descanso y cuando regresen estén relajados y frescos para tomar las decisiones de la mejor manera, sin estrés”.
Argumentó que el reto del CTA, “es diario pues debe ser con seguridad y al final del día saber que el trabajo se hizo bien y en orden”.
Roberto Kobeh González, director general de Seneam, que proporciona servicios como CTA, ingeniería, meteorología aeronáutica, información y despacho, entre otros a 59 aeropuertos, dijo que aunque el territorio nacional es de casi 2 millones de kilómetros cuadrados, el espacio aéreo asignado a México, incluso fuera del mar territorial, son 3.5 millones de kilómetros cuadrados.
“En él los aviones que entran o salen tienen que ser controlados, por lo que los servicios de CTA lo proporcionamos en cuatro centros: Ciudad de México, Mérida, Mazatlán y Monterrey”, apuntó.
Subrayó que a la fecha se cuenta con 113 CTA en formación, los cuales deben tener preparatoria terminada, hablar inglés nivel cuatro y ser menor de 35 años.
También deben aprobar una evaluación psicométrica. “Alguien que no trabaje en equipo, sea introvertido, sin percepción espacial y que no sepa manejar el estrés, no puede ser controlador”. Asimismo deben pasar un examen médico, tomar un curso de dos años y tres meses, y luego pasar la práctica en aeropuertos pequeños con un supervisor que califica si son aptos o no. “No podemos correr riesgos”.
Después, explicó, la Dirección de Aeronáutica Civil les otorga la licencia para ser CTA, se les contrata y manda a aeropuertos con poco tráfico. Conforme pasa el tiempo van escalando posiciones hasta llegar al AICM.
Cada año los CTA deben revalidar su licencia y Seneam les da otro curso, además de someterse a exámenes. Si por alguna razón alguien reprueba, existe un seguro para pérdida de licencia para protegerlo, “pero solo si es por razones médicas”.
Indicó que en activo son cerca de 900 CTA los que trabajan en distintas áreas de Setream, y estiman que para 2020 deberán tener, además de los que están en formación y pendientes de contratación, a elementos que ocupen 100 nuevos puestos en el NAIM.
Especificó que para el Centro de Control Aéreo que ahora tiene siete sectores, se determinó que habrá al menos 15 en donde se implementarán nuevas tecnologías.
“Todo lo tenemos planeado para finales del 2020, fecha que se ha manejado para el NAIM, aunque ya empezamos hace un par de años con la preparación del personal y a hacer los movimientos necesarios”, aseguró.
Transición
Señaló que la transición al NAIM es una planeación muy delicada, “pues un día, a una hora determinada, aquí aterriza el último avión, y allá, el primero”, Se contempla equipo nuevo, del cual el grupo aeroportuario es responsable en la parte administrativa y Setream de las especificaciones.
Acotó que no hay forma de llevarse lo que tienen, pero se reutilizarán en otros aeropuertos. “Para el nuevo serán cientos de miles de pesos de inversión, dado que solo un radar primario y secundario con canal meteorológico vale 70 millones de pesos”.
Para Kobeh González, el principal riesgo de no realizarse el NAIM es que se detendría el crecimiento de transporte en México. “La aviación representa para la economía mundial 3 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero si se considera el impacto de ésta en otros sectores, como turismo y comercio, hablamos del 8 por ciento. En México es del 3 por ciento, más el turismo, además los empleos que se perderían alrededor de la gran industria de la aviación serían muchos”, especificó.
Reconoció que “es una gran decisión de esta administración, porque hay cuestiones políticas. El presidente Enrique Peña Nieto aceptó que no se puede hacer un aeropuerto en un sexenio y que él no lo va a inaugurar. Por ahora estamos haciendo maravillas, pues el AICM está rebasado”.
Terremoto 19-S en el AICM
¿Se imagina tener que manejar el concentrado del tráfico aéreo de la Ciudad de México en pleno terremoto? Esa experiencia la vivieron los controladores aéreos de la terminal capitalina, quienes tuvieron que superar su miedo para evitar accidentes mortales.
Ángel Monterrubio, jefe de turno de la torre de control del aeropuerto con 14 años de experiencia, narró a Notivox que el terremoto del pasado 19 de septiembre los agarró de sorpresa, ya que no sonaron las alarmas sísmicas; sin embargo, tuvieron que guardar la calma, ya que dos aviones estaban próximos a aterrizar, el más cercano, de Interjet, a solo un minuto, lo cual se tenía que cancelar o se tendrían graves consecuencias.
“Como controladores tomamos decisiones conscientemente y muy rápido. Esos dos aviones no podían aterrizar y por eso se decidió decirles que continuaran el vuelo. No sabíamos cuánto iba a durar (el sismo), fue muy fuerte”, comentó.
Ante la intensidad fenómeno natural, Ángel recordó que el servicio no se reanudó de inmediato en AICM porque se tenía que revisar todas las instalaciones, pistas de aterrizaje y despegue, puertas de embarque, estaciones de combustible y avenidas de acceso.
En sus 14 años de experiencia, Monterrubio ha vivido siete sismos, pero el de este año fue muy diferente, no solo por la elevada magnitud, sino porque a escasos cuatro minutos de que terminará el temblor se percibió olor a humo y gas en la torre de control.
“En el edificio no hay gas, pero del lado derecho hay un comedor de los trabajadores del Aeropuerto y Servicios Auxiliares. Hasta ese momento no sabíamos si el olor era de esa zona, por lo que se decidió evacuar”.
Ángel cuenta que ante el riesgo informó a la comandancia del AICM que se estaba desalojando la torre de control a las 13:24 horas, además de solicitarse las asistencias del cuerpo de rescates e incendios.
Para la controladora aérea Raquel López, con siete años de experiencia, el escenario fue menos complicado, ya que estaba de descanso en la planta baja de la Torre de Control; sin embargo, la preocupación por sus familiares hizo complicado el momento, ya que su mamá, que se dedica a la misma profesión, estaba en el piso 8 en el mismo inmueble.
“Mi mamá, que estaba arriba, dice que la torre se movía de lado a lado y aunque no había de donde agarrarse todos procuraron guardar la calma. El momento más difícil para todos fue al levantar la vista y ver la panorámica de la ciudad desmoronada”, comentó Raquel.
Consternado, Ángel Monterrubio contó que tuvieron de primera mano las imágenes de la ciudad, de las nubes de polvo de los edificios que habían colapsado y de explosiones.
“Fue impactante, mi esposa también es controladora. Los dos estábamos en turno y tenemos un hijo de un año, en ese momento nos vino a la mente cómo estaría y en qué condiciones la estancia donde asiste”. Fue hasta después de una hora que Ángel pudo saber que su hijo estaba a salvo, pero las malas noticias continuaban, ya que igualmente su función es controlar el tráfico aéreo de los helicópteros, razón por la cual recibía la comunicación y la información sobre más derrumbes en la Ciudad de México.
“Fue un día muy pesado, por todo lo que había sucedido, cuando llegué a mi casa, no quise prender la televisión; con lo que vi y escuché fue suficiente para mí”, recordó Ángel, mientras su vista se perdía en el cielo.
Ángel dice sentirse orgulloso de sus compañeros, ya que pese al momento complicado mostraron profesionalismo y ayudaron en la crisis.
Alcance
El AICM es el más grande de América Latina y tiene un promedio diario de mil 100 operaciones de despegue y aterrizaje.
“Full”
En días de flujo intenso de personas, las operaciones del aeropuerto capitalino puden llegar a 4 mil 500.
Inicio
Se estima que el nuevo aeropuerto comience a operar en 2020, lo que incrementará el número de aterrizajes y despegues.
Sin importar la intensidad de un temblor, los controladores aéreos no pueden despegarse de su lugar, ni dejar de dar indicaciones.
Diariamente se trasladan vía aérea más de 100 mil personas, por lo que un solo error o distracción puede ser fatal.
Actualmente trabajan en el AICM un total de 280 controladores aéreos, pero el número llegará a 400 con el NAIM.
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