Arabia Saudita reveló un plan largamente esperado para una transformación radical de su economía, y se comprometió a terminar su “adicción al petróleo” y fortalecer su sector privado en un cambio en el que se realizará una salida a bolsa de la compañía estatal Saudi Aramco.
Con el impulso del desplome de los precios del petróleo, el reino establece objetivos ambiciosos para una reforma económica y social bajo el plan Visión 2030, creación de Mohammed bin Salman, el príncipe heredero sustituto de 30 años de edad y el hijo favorito del rey Salman bin Abdulaziz.
El reino puede poner fin a su dependencia al petróleo en un periodo de cuatro años, aseguró el príncipe en una entrevista en televisión después de que el gabinete saudí aprobó el plan la mañana de ayer. Arabia Saudita obtiene de los hidrocarburos más de 90 por ciento de su presupuesto de ingresos.
“Tenemos una adicción al petróleo... eso es peligroso”, dijo el príncipe Mohammed en una entrevista con el canal de propiedad estatal al-Arabiya. “Retrasó el desarrollo de otros sectores”.
La salida a bolsa prevista de una participación de 5 por ciento valorará a la compañía petrolera en más de 2 billones de dólares y marcará una transformación histórica del principal motor económico del reino, con lo que elevará la transparencia en torno a las finanzas de la empresa estatal, y de la misma manera va a garantizar que Saudi Aramco sea más independiente de las políticas petroleras del gobierno.
Saudi Aramco se convertirá en un holding y toda la información financiera relacionada con la empresa se dará a conocer. Las filiales de la entidad también cotizarán y se va a elegir un consejo.
De acuerdo con el plan, la propiedad de Saudi Aramco se va a transferir al Fondo de Inversión Pública, que ayudará a reforzar un fondo soberano con una valoración hasta de 3 billones de dólares, que lo convertiría en el más grande del mundo, con el mandato de darle fuerza a la inversión interna. El príncipe, quien también es el ministro de defensa y supervisa los ministerios de economía, surgió como el tomador de decisiones clave en el país desde que su padre, el rey Salman, asumió el trono. El colapso de los precios del petróleo obligó a una reevaluación de las prioridades económicas en Riad.
“Mohammed bin Salman quiere ponerle las pilas a un sistema que está acostumbrado a moverse a una lentitud pasmosa. Su idea es segura. Su plazo no tanto”, dijo Jim Krane, académico del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice. “El reino necesita desesperadamente diversificar su economía”.
Daniel Yergin, autor de The Prize (El premio), una historia de la industria petrolera, y vicepresidente del proveedor de datos IHS, dijo que uno de los resultados del plan será lograr que Arabia Saudita sea una potencia más grande en las finanzas mundiales.
La visión establece planes para impulsar el papel del sector privado de 40 por ciento ahora a un nivel de 65 por ciento del producto interno bruto para 2030. El reino busca desarrollar la industria de minería, que puede crear 90 mil puestos de trabajo para 2020, y la industria militar nacional, que permitirá que 50 por ciento del gasto de defensa se realice a nivel local para 2030.
90%
Porción del presupuesto de ingresos que obtiene Arabia Saudita de la venta de hidrocarburos; ahora apunta a la minería