Nombres peculiares. Etiquetas dibujadas a mano. Sabores curiosos. La cerveza artesanal es la gran noticia del sector en estos días. Al parecer los clientes adoran a los pequeños. Entonces, ¿qué mejor fondo para que la cervecera más grande del mundo por volumen intente comprar a la segunda mayor cervecera?
Todas las cosas de la oferta de AB InBev por SABMiller son grandes. Toma la capitalización combinada de mercado de 275 mil millones de dólares, o la combinación del valor empresarial de 331 mil mdd. Las utilidades netas de las dos fueron de 13 mil mdd el año pasado.
Los beneficios del acuerdo también son grandes. Para AB InBev, el convenio puede llenar los vacíos en su cartera, especialmente en África, donde SABMiller genera 29 por ciento de sus ingresos anuales, pero también en partes de América Latina. Y el ahorro de costos también puede ser grande. Supongamos que AB InBev puede eliminar una quinta parte de los costos de SABMiller —el nivel que prometió cuando compró al Grupo Modelo de México en 2012— y con esto podría ahorrar 3 mil 500 mdd. AB InBev tiene un buen historial de cumplir con los ahorros de costos que promete. Debe haber pocas dudas sobre la capacidad de lograrlos esta vez.
Pero los retos también son grandes. Empecemos con el precio. Si AB InBev ofrece una prima de 30 por ciento, su oferta puede ser de 98 mil mdd por las acciones de SABMiller, así como tomar su deuda neta de 12 mil mdd. AB InBev ya tiene una deuda neta de 2.5 veces sus ganancias antes de interés, depreciación de impuestos y amortización. Al suponer que el acuerdo sea totalmente en efectivo (como la adquisición que hizo InBev de Busch en 2008) e ignoramos los ahorros de costos y disposiciones, esto puede elevar su deuda neta a más de seis veces.
Los reguladores presentan otro gran reto. A la cervecera AB InBev le costó trabajo que las autoridades de EU aprobaran el acuerdo de Modelo. La participación de 50 por ciento que tiene SABMiller en MillerCoors probablemente se tendrá que vender. Los activos en China es probable que también se tengan que ir.
Pero los detalles del acuerdo no deben distraer la atención de la verdadera gran interrogante. AB InBev es una máquina de compras que se tragó a Interbrew, Anheuser-Busch y Grupo Modelo. Sus accionistas deben estar agradecidos, en los últimos cinco años sus acciones subieron más del doble en comparación con las de SABMiller, que subieron 50 por ciento (ignorando los movimientos del miércoles).
Pero después de SABMiller no queda nada lo suficientemente grande en el mundo de la cerveza para que haga una diferencia en AB InBev. Entonces, ¿qué va a hacer su director ejecutivo Carlos Brito? ¿Cambiar a los licores? ¿Entrar al sector de alimentos? O tal vez simplemente demostrar que las máquinas de compras pueden prosperar incluso sin acuerdos de adquisición. De cualquier forma, para entonces toda la emoción de la industria bien podría quedar desplazada a los nombres peculiares y a los sabores curiosos.
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