Tras 12 años de gobierno kirchnerista en Argentina, el traspaso de mando al presidente electo de derecha Mauricio Macri se ha convertido en un forcejeo, incluso sobre el lugar donde se realizará la ceremonia de asunción el 10 de diciembre.
Macri, de 56 años, que ganó en la segunda vuelta del 22 de noviembre por menos de tres puntos (casi 700 mil votos) al oficialista Daniel Scioli, lamentó ayer que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, 62, "en vez de salir por la puerta grande elige salir por la puerta chica", como dijo a la prensa al presentar a su gabinete con una foto de familia en el Jardín Botánico de Buenos Aires.
"Está claro que la presidenta no quiere colaborar", dijo Macri al ser consultado por uno de los últimos decretos de Kirchner sobre una devolución de fondos millonarios a las provincias.
"Da la sensación que (Kirchner) va a seguir abonando a ver cuántos problemas nuevos le puede crear al nuevo gobierno", indicó.
Según Macri, se trata de "un fin de gobierno con incapacidad de gestión, se materializa cada día más con gastos y nombramientos nuevos, y una mayor emisión" monetaria, criticó.
También posó rodeado por su vicepresidenta Gabriela Michetti, inválida y en silla de ruedas tras un accidente automovilístico; el futuro jefe de Gabinete, Marcos Peña, y todos los ministros.
La próxima canciller, Susana Malcorra, tuvo un lugar estelar y habló sobre los mecanismos de diálogo que buscará en su viaje a Brasil el viernes para "evaluar" el desarrollo de las cruciales elecciones legislativas del domingo en Venezuela, tema que marca un giro radical en la actual postura de Buenos Aires sobre Caracas.
Macri también fue homenajeado ayer por el Boca Juniors, el club al que presidió entre 1995 y 2007 y que lo catapultó a la política, en una ceremonia en su emblemático estadio La Bombonera.
"Así como transformamos este club en el más importante del mundo, lo tenemos que asumir como desafío en el país", dijo Macri al recibir una plaqueta y un lapicero, réplica del bastón presidencial.
El club Boca Juniors declaró socio honorario al futuro presidente de Argentina y le entregó la camiseta Número 1, en un país donde política y futbol resultan inseparables.
Macri, que logró 17 títulos durante su gestión en Boca, entre ellos 11 internacionales, fue diputado nacional entre 2005 y 2007, año en que fue electo alcalde de la capital por su partido de derecha Pro.
En tanto, la mandataria saliente declaró ayer que el ascenso social en el país se debió a las políticas públicas de su gobierno, en momentos en que suben los precios de la canasta básica.
"Muy pronto muchos argentinos se van a dar cuenta que ellos tenían subsidios que les pagaba el Estado. Ellos creen que han ascendido por méritos propios, no por políticas públicas que los han acompañado", expresó.
Kirchner aludió sin nombrarlos a los votantes de Macri, un liberal de derecha que ganó con 51.34 por ciento de votos frente al candidato oficialista Scioli (48.66%). Tras el balotaje del 22 de noviembre, los precios de los alimentos y otros productos básicos comenzaron a dispararse, como la harina que aumentó 50 por ciento, luego de contenerse durante varios meses la espiral inflacionaria.
La inflación anual, situada entre 20 y 30 por ciento, según consultoras privadas, es uno de los problemas que deberá resolver Macri. Según la agencia de calificación financiera Standard & Poor's, la inflación es el gran desafío a mediano plazo de Macri.