El conservador Sebastián Piñera Echenique, de 68 años, fue investido presidente de Chile, por segunda vez, con la promesa de acelerar el crecimiento económico y el reto de administrar el legado de reformas que introdujo la socialista Michelle Bachelet.
El titular del Senado, el socialista Carlos Montes, tomó el juramento a Piñera y le colocó la banda presidencial que le acababa de entregar Bachelet, quien le ayudó a ajustársela antes de darle un beso.
Acto seguido, la ex mandataria y su gabinete se retiraron del hemiciclo en medio de los aplausos para dejar todo el protagonismo a las nuevas autoridades.
El conservador Sebastián Piñera asume este domingo su segundo mandato en Chile con la promesa de acelerar la economía y el reto de administrar el legado de reformas de la socialista Michelle Bachelet.
La socialista se despidió de los chilenos con un mensaje en Facebook en el que asegura que está "profundamente orgullosa de las transformaciones que impulsamos estos años" y está convencida de que Chile es hoy un país más "justo, equitativo y libre".
Antes de llegar a Valparaíso, sede del Parlamento, para la ceremonia de traspaso, la presidenta, visiblemente emocionada, se había despedido en el Palacio de la Moneda de su equipo que le brindó un cerrado aplauso, al igual que hicieron cientos de personas que aguardaban en los alrededores de la sede presidencial.
"El pueblo unido jamás será vencido", coreaba la multitud a la llegada de Bachelet al Congreso, al que ya habían llegado Piñera y su esposa Cecilia Morel poco antes.
La despedida de Bachelet, la última jefa de Estado en ejercicio de América Latina, pone fin a una época dorada para las mujeres en la región y sella el regreso de la derecha al poder en la mayoría de los países vecinos.