El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, propuso hoy acelerar las negociaciones del alto el fuego bilateral y definitivo con las FARC para reducir el conflicto armado, algo solicitado por Cuba y Noruega, países garantes del proceso de paz, y Venezuela y Chile, acompañantes.
Santos se expresó así en una ronda de preguntas y respuestas que desarrolló con sus conciudadanos en Twitter para despejar dudas sobre los diálogos que su Gobierno mantiene desde noviembre de 2012 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana.
Preguntado sobre qué mensaje envía su Ejecutivo a la petición de los países garantes de rebajar la intensidad del conflicto y adoptar medidas para construir confianza de cara a llegar a acuerdos, el presidente abogó por acelerar los diálogos sobre el cese el fuego bilateral.
"Acogemos llamado a desescalamiento con compromisos. Proponemos acelerar negociación cese al fuego definitivo", indicó. Al ser preguntado sobre por qué no se aplica ahora, respondió que para iniciar un cese el fuego bilateral y definitivo el Ejecutivo necesita "que sea serio, verificable y avanzar suficiente en todos los temas".
Para que esta medida se produzca, agregó, "son indispensables" la concentración de los guerrilleros en determinadas zonas, así como la verificación del cese de la actividad armada y la dejación de armas.
Actualmente el cese el fuego bilateral es discutido en Cuba con la ayuda de la Subcomisión Técnica para el Fin del Conflicto, que asesora a los negociadores de Santos en esta y otras delicadas cuestiones. Durante meses Santos ha insistido en que un cese bilateral solo aplicará cuando se produzca la firma definitiva del acuerdo de paz.
Esta fue una de las cuestiones más interesantes de la iniciativa en Twitter, que se explica por el bajo apoyo a las negociaciones de paz por parte de la opinión pública colombiana de la que el 75 % cree que las diálogos de Cuba no llegarán a buen puerto.
Santos aprovechó la ocasión para responder a dos de los mayores críticos de las negociaciones, la Procuraduría de Colombia y Óscar Iván Zuluaga, su rival en las pasadas elecciones presidenciales por el partido de derechas Centro Democrático.
La Procuraduría, que publicó en esta red social 45 preguntas "no respondidas por el Gobierno" sobre el proceso de paz, cuestionó si el Ejecutivo exigirá a la guerrilla que reconozcan "su calidad de organización victimaria" para firmar la paz. "Si FARC no asumen su responsabilidad, no dejan armas y no reparan ni reconocen sus víctimas, no habrá acuerdo final", respondió Santos.
En cuanto a Zuluaga, que aseguró que "el terrorismo impone condiciones" en la mesa de negociación, el presidente se limitó a indicar que la paz la construyen "todos" los colombianos. Otras dudas recurrentes que abordó el mandatario guardaron relación con la posibilidad de poner plazos al proceso de paz, algo sobre lo que dijo no creer, o la posibilidad de conceder una amnistía a las FARC, algo que negó.
Con respecto al papel de las Fuerzas Armadas colombianas en un eventual postconflicto, Santos indicó que su trabajo "será vital", puesto que "también estarán para consolidar seguridad en territorios y apoyar" la nueva etapa de paz.
"Desescalamiento urgente"
Mientras, los cuatro países que acompañan el proceso de paz de Colombia llamaron hoy al gobierno y a la guerrilla de las FARC a un "desescalamiento urgente" del conflicto armado en ese país, tras un recrudecimiento de las hostilidades que ha dejado decenas de bajas.
"Hacemos un llamado a las partes al desescalamiento urgente del conflicto armado", dijo a la prensa el diplomático cubano Rodolfo Benítez en La Habana, al leer un comunicado suscrito por Noruega y Cuba, países "garantes" del proceso de paz, y Chile y Venezuela, países "acompañantes" del mismo.
"Instamos a las partes a restringir al máximo las acciones de todo tipo que causan víctimas y sufrimientos en Colombia, y a intensificar la implementación de medidas de construcción de confianza", añadió Benítez, acompañado por la diplomática noruega Idun Aarak Tvedt, que leyó el mismo comunicado en inglés.
La delegación negociadora de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) agradeció de inmediato el llamado de los cuatro países que acompañan el proceso de paz desde su inicio en 2012. "Agradecemos el llamamiento a las partes que en el día de hoy han hecho los países (...) al desescalamiento urgente del conflicto armado", dijo el jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, dijo que acogía el llamado de los cuatro países al "desescalamiento con compromisos" y propuso "acelerar" las negociaciones para un alto al fuego definitivo. "Acogemos llamado a desescalamiento con compromisos. Proponemos acelerar negociación cese al fuego definitivo", escribió Santos en Twitter.
Márquez acusó al gobierno colombiano de haber incrementado las incursiones militares contra las campamentos de las FARC mientras éstas cumplían una tregua unilateral, que finalmente levantaron en mayo luego de cinco meses de relativa calma.
"Aquellos que no supieron valorar el cese unilateral del fuego y que desaprovecharon la situación propicia para convertirlo en bilateral y definitivo porque solo querían obtener ventajas militares vanas, deben una explicación a Colombia que hoy desea escuchar el timbre de su palabra autocrítica", expresó Márquez.
El gobierno y las FARC se achacan mutuamente la responsabilidad de haber encendido la chispa que condujo al escalamiento del último conflicto armado en América, que dura ya medio siglo y que ha dejado 220 mil muertos y seis millones de desplazados.
El primer gran incidente ocurrió a mediados de abril, cuando una emboscada guerrillera dejó once militares muertos. Las FARC alegan que se trató de una acción defensiva ya que los soldados estaban persiguiendo a un destacamento guerrillero en una zona bajo control rebelde.
Un mes después el gobierno lanzó una seguidilla de ataques contra posiciones rebeldes, matando a una treintena de guerrilleros, lo que llevó a las FARC a levantar su tregua, a la que el gobierno nunca quiso sumarse.
Los cuatro países que acompañan el proceso afirmaron que es necesario desescalar el conflicto para crear un "clima propicio" que permita que las partes logren cerrar los puntos pendientes de la agenda, "incluyendo la adopción de un acuerdo bilateral y definitivo de cese al fuego y las hostilidades, y lo referido a los derechos de las víctimas".
Asimismo, reiteraron su compromiso de continuar apoyando "las conversaciones de paz y la adopción, en el menor tiempo posible, de un acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera en Colombia".
Como "garantes" del proceso, diplomáticos de Noruega y Cuba asisten a todas las reuniones entre el gobierno y las FARC en La Habana, mientras los enviados de los "acompañantes" Chile y Venezuela participan solo en las sesiones de cierre de un ciclo de pláticas.
Estos países afirman que no son "mediadores", pues no intervienen en los debates, aunque dialogan separadamente con el gobierno y con las FARC. El gobierno de Santos y las FARC han consensuado hasta ahora tres de los seis puntos de la agenda de paz y han acordado además un programa de desminado y la creación de una Comisión de la Verdad.
Tres militares muertos
Tres militares murieron, cuatro resultaron heridos y otro fue declarado desaparecido, sin descartar que haya sido secuestrado, tras ataques realizados hoy contra unidades del Ejército en el sur de Colombia, que fueron atribuidos por las autoridades castrenses a las FARC.
Un primer hecho ocurrió en el departamento de Putumayo cuando tropas motorizadas, que escoltaban una caravana de doce camiones que transportaban crudo, fueron atacadas "con artefactos explosivos improvisados" por el "Frente 32 del Bloque Sur" de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), dijo el Ejército en un comunicado.
En la acción fue "asesinado un soldado profesional y dos más resultan heridos (...) De la misma manera, en el lugar de los hechos se adelanta la búsqueda de un oficial que hasta el momento se encuentra desaparecido", precisó el texto. El ejército indicó que las operaciones de búsqueda del oficial, identificado como el subteniente Cristian Moscoso, continúan "y no se descarta que haya sido secuestrado".
Según las autoridades, el objetivo de los guerrilleros era interceptar los camiones para derramar el crudo que transportaban sobre la vía, replicando acciones que el grupo rebelde ya ha ejecutado en los últimos días en esa misma zona del país, en medio de un incremento de su ofensiva.
En un segundo ataque este martes contra uniformados, en el departamento de Nariño, otro soldado falleció durante "labores de construcción en la vía que comunica a Junín con el municipio de Barbacoas", dijo el Ejército en otro comunicado. Los militares "fueron sorprendidos por unos disparos efectuados, al parecer, por un francotirador de la Columna Móvil Mariscal Sucre de las FARC", agregó el texto.
Un tercer hecho ocurrió "en zona rural de los municipios de Rioblanco y Chaparral, Departamento de Tolima", donde un soldado profesional murió y otros dos uniformados resultaron heridos al pisar una mina antipersona. El Ejército confirmó que en esa zona, este lunes y martes, se han presentado fuertes combates entre efectivos oficiales y miembros del frente 21 de las FARC.
Las FARC sostienen diálogos de paz en Cuba desde noviembre de 2012 con el gobierno de Juan Manuel Santos, pero las negociaciones se desarrollan sin un cese al fuego en Colombia.
En su arremetida de las últimas semanas, las FARC han atentado principalmente contra fuerzas militares y contra la infraestructura energética de distintas regiones del país, causando graves daños al medio ambiente y a la población civil.
A comienzos de junio, una acción de las FARC contra transportadores de crudo llevó a que unos tres mil barriles de petróleo fueran vertidos en el Putumayo, contaminando humedales, fuentes de agua y vías.
Poco después, además, un ataque con explosivos contra un oleoducto en Nariño provocó el derrame de unos diez mil barriles de crudo en ríos de la zona, y la mancha de combustibles terminó llegando al océano Pacífico.
Colombia vive un conflicto armado de más de medio siglo en el que han participado guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, dejando oficialmente al menos 220 mil muertos y más de seis millones de desplazados.