Los republicanos se llevaron el carro completo en las elecciones de Estados Unidos: Donald Trump ganó la presidencia, y sus correligionarios de partido retuvieron la la mayoría en la Cámara de Representantes por dos años más, además que en el Senado también son mayoría.
Esto se produce después de que Roy Blunt, en Missouri, y Lisa Murkowski, en Alaska, ganasen sus respectivos escaños en el Senado en la elección de este martes.
Los republicanos tienen una ventaja de 51-47 en el Senado. Todavía hay dos puestos por decidir: en Louisiana, el escaño podría dirimirse en un balotaje el próximo mes; y en New Hampshire, la demócrata Maggie Hassan y la republicana Kelly Ayotte están empatadas en una votación muy ajustada.
Los distritos que sorprendieron en el resultado de representantes están en Florida, Virginia y otros lugares que los demócratas esperaban ganar debido a los comentarios despectivos de Donald Trump sobre mujeres e hispanos.
Los demócratas que habían imaginado grandes avances en distritos suburbanos y con diversidad racial parecían en cambio encaminados a triunfos modestos. Los aspirantes republicanos se vieron impulsados por la reñida contienda entre su candidato a la presidencia y la demócrata Hillary Clinton.
Aunque no había casi expectativas de que los demócratas pudieran ganar los 30 escaños necesarios para retomar el control de la cámara baja el año que viene, ambas partes habían pronosticado que los republicanos verían reducida su histórica mayoría en quizá una docena de escaños.
Los republicanos tienen ahora una mayoría de 237-191, incluidos tres puestos vacantes, la mejor posición en la que ha estado el partido desde que sumó 270 representantes en 1931.
El Partido Republicano conservó escaños en Minnesota, Nueva York, Colorado, Iowa y Wisconsin a los que aspiraban los demócratas.
"Esto podría ser una noche muy buena para Estados Unidos", dijo a sus seguidores el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, republicano por Wisconsin y que ganó un décimo mandato, en su localidad natal de Janesville.
En Florida, el representante republicano Carlos Curbelo ganó una contienda que demostró que el daño del candidato presidencial republicano sería más limitado de lo que esperaban los demócratas. En un distrito del área de Miami donde siete de cada 10 votantes tiene orígenes hispanos, la contienda se convirtió en una de las más costosas del país, al superar los 18 millones de dólares, pero Curbelo logró afianzarse.
La representante por Virginia Barbara Comstock, que ha cumplido su primer mandato en la cámara, renovó su escaño en los suburbios de Washington D.C. pese a los incesantes esfuerzos demócratas por vincularla a Trump. Ambas partes gastaron más de 20 millones de dólares en esa contienda en un distrito de votantes acomodados y con buena formación, que los dos bandos consideraban susceptibles de pasarse a los demócratas.
Dos demócratas derrotaron a representantes republicanos en Florida, pero parecía deberse a circunstancias locales.
La política Stephanie Murphy, de 38 años de edad, se impuso al veterano John Mica, de 73 años de edad, en el área de Orlando, mientras que David Jolly perdió su escaño de St. Petersburg ante el demócrata Charlie Crist, que fuera gobernador republicano del estado.
Aunque Trump perjudicó a los republicanos en algunas zonas, su atractivo entre los votantes blancos de clase trabajadora y su desagrado ante Clinton ayudaban a los candidatos republicanos en otros lugares.
Parecía probable que eso ayudara a los republicanos a limitar las pérdidas en su mayoría de la cámara baja, una erosión que podría haber dejado a los conservadores de línea dura con mayor influencia para causar fricciones con los líderes del partido