Jesús Sosa Blanco, un temido jefe militar del régimen de Fulgencio Batista, no terminó de hacer el recuento mental de su vida, como dicen los sicólogos que ocurre cuando la muerte ronda, porque las balas lo atravesaron antes.
Corría 1959 y comenzaban en Cuba los juicios y fusilamientos de personeros de la dictadura de Fulgencio Batista, acusados de la muerte "de 20 mil cubanos", muchos de ellos simplemente asesinados por sospechas de simpatizar con las guerrillas de Fidel Castro.
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Los batistianos que huyeron con sus jefes dicen que esa cifra de muertos "es una invención de los fidelistas", pero quienes sufrieron el horror de las uñas arrancadas con pinzas y sin anestesia, o sobrevivieron a alguna matanza, piensan que los crímenes "pueden ser más".
No obstante, el hecho cierto es que muchos de esos asesinatos están documentados por la prensa y testimonios de la época, y no todos sus autores pagaron por ellos, como demandó a Fidel Castro la gente que lo envolvió desde el oriente al occidente de la isla, cuando la revolución triunfó.
El coronel de la policía, Esteban Ventura Novo, murió tranquilamente en Miami, Florida, tras escaparse de La Habana al triunfar Castro y dejar en la ciudad uno de los mayores expedientes de asesinatos políticos de que se tenga noticias en la historia nacional.
La fortaleza colonial de La Cabaña, en la colina este de la bahía habanera, comandancia en 1959 de Ernesto "Che" Guevara y ahora parte de un complejo de monumentos históricos, fue el lugar de reclusión de muchos de esos detenidos y ante uno de sus paredones de piedra, algunos fueron fusilados tras juicios sumarios, como el seguido a Sosa Blanco en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, el mayor del país.
A este militar se le acusó de 108 asesinatos cuando operaba en la región oriental de Cuba, entre ellos nueve miembros de una familia de apellido Argote. "Era un hijo de puta sin entrañas. Por allá se decía (en plena lucha de las guerrillas), ¿qué pasa si Sosa pasa?, porque el tipo arrasaba cuando llegaba a cualquier caserío que él considerara que apoyaba a los rebeldes", me comentó todavía con nerviosismo, una década después del fusilamiento, uno de los Argote que sobrevivió al crimen.
Informes sin confirmación oficial hablan de "unos 500 fusilamientos"· en aquella época, y son miles los artículos y notas escritas a favor o en contra de ese procedimiento extremo.
"Se cometió el error de hacer un juicio en el que participó mucha gente y, realmente, se pudo dar el espectáculo de un circo, que no se ajusta a la idea de justicia", comentó en cierta ocasión el propio Fidel Castro al reflexionar sobre los fusilamientos. "Cuando llega el momento exacto que un criminal es condenado y va ser ejecutado, hay gente que reacciona con dolor e incluso hasta con lástima", precisó.
Sin embargo, Fidel nunca se arrepintió de aquella "justicia basada en leyes revolucionarias", acerca de la cual parece que no hubo contradicciones de fondo entre los jefes revolucionarios del momento, de acuerdo con informes de la época.
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Castro, como hizo el "Che" Guevara en Bolivia después, siguió la práctica de poner en libertad a los soldados que hacía prisioneros en combate, lo hizo incluso con los invasores anticastristas de Bahía de Cochinos, aunque no perdonó a quien consideró traidor o espía.
William Morgan, de origen estadunidense, rebelde por vocación y anticomunista por convicción, llegó al grado de comandante, el mayor de las guerrillas, bajo las órdenes de Eloy Gutiérrez Menoyo, en el Segundo Frente Nacional de las montañas del Escambray.
En 1959, cuando transcurrían los fusilamientos en La Cabaña, Morgan estaba en el bando de los vencedores (Notivox Semanal, No. 412, agosto 15 de 2002, pág. 50. De derecha a izquierda, Menoyo, Morgan, el capitán Núñez Jiménez, los comandantes Augusto Martínez y el Che, el presidente Osvaldo Dorticos y Fidel Castro). Pero dos años después, el 11 de marzo de 1961, también fue fusilado, acusado de ser agente de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
La pena de muerte sigue vigente en Cuba, pero no se aplica desde hace décadas tras incorporarse la figura de "Cadena Perpetua" al Código Penal.
AFC