El ex gobernador de Florida Jeb Bush confirmó hoy que competirá por la candidatura republicana a la Casa Blanca y aseguró que está listo para "tomar el mando de nuestro futuro una vez más en este país".
Jeb Bush reconoció que pese a su apellido debe pelear duro para conseguir llegar a la Casa Blanca, al oficializar hoy su candidatura a las primarias republicanas para las presidenciales estadunidenses de 2016.
"Ninguno de nosotros merece el puesto por su curriculum, por su partido, por su experiencia, por su familia. No es el turno de nadie. Todos deben pasar el examen y no hay favoritos", dijo Bush en el Miami-Dade College, una de las mayores universidades públicas del país, con un gran porcentaje de alumnos hispanos.
"Cuando miro hacia el futuro, veo una gran nación a punto de comenzar su mejor siglo y yo estoy listo para ser su líder", aseguró Bush ante cerca de 3 mil seguidores. La pregunta que me formulo, apuntó Bush, es "qué voy a hacer" ante el "mal curso que ha tomado nuestro país. Y he tomado una decisión: voy a ser el candidato a presidente de EU", dijo Bush en su discurso de media hora.
El discurso de Bush, que rezumaba optimismo y confianza, contuvo también un ataque explícito a Washington, que tachó de "capital estática", frente a una "nación dinámica", por lo que se comprometió a crear un Gobierno "al lado de la libre empresa y de la gente libre", de ser elegido presidente.
Un anuncio de candidatura y comentarios que fueron recibidos con vítores e interminables aplausos por las cerca de tres mil personas que abarrotaban el recinto. Bush destacó sus logros en los ochos años que fue gobernador de Florida (sureste de EU), para contrarrestar la noción de que es el heredero político de la familia Bush.
"No daré nada ni a nadie por sentado. Yo haré campaña con el corazón. Seré candidato para ganar", dijo Bush, de 62 años, al entrar a la batalla por la nominación republicana, donde ya tiene una decena de postulantes. Aunque recién confirmó su candidatura, desde hace seis hacía campaña para recaudar fondos.
Bush dejó traslucir también su intención de convertirse en el candidato presidencial de los hispanos, a los que se dirigió en español, mediado el discurso, para pedirles ayuda y que "trabajen con nosotros por los valores que compartimos y por un gran futuro" que construir para "nosotros y nuestros hijos".
"Júntense a nuestra causa de oportunidad para todos, a la causa de todos los que aman la libertad y la causa noble de los Estados Unidos de América", expresó en español ante gritos de "Jeb", "Jeb" y un mar de carteles donde se leía "Jeb! 2016". Tanto su esposa mexicana Columba Garnica como sus hijos y nietos y su madre, Barbarba Bush, acompañaron al republicano en el anuncio de su presentación a las presidenciales de EU de 2016.
Bush, que llegó a ser considerado "cubano honorario" en Florida por su cercanía a la comunidad cubano-estadunidense cuando dirigió el estado, coquetea con los hispanos, que han favorecido a los demócratas en las últimas elecciones.
El llamamiento a la comunidad hispana tuvo otra vuelta de tuerca en la voz de su hijo George B. Bush, director de la Oficina General de Tierras de Texas, quien, en perfecto español, pidió a los hispanos el voto para su padre.
"En nuestra familia no solo hablamos español, sino que también sabemos la importancia de la comunidad latina. Tú, hermano hispano, en esta campaña vales muchísimo", dijo en español apelando al voto hispano, para concluir en inglés: "(Mi padre) va a ser un excelente presidente de Estados Unidos".
Bush se presentó además como el candidato más cualificado para "arreglar" los problemas con que lidia el país porque, dijo, "ya lo he hecho antes" como gobernador de Florida, al tiempo que expresó su confianza en lograr un crecimiento económico del 4% y crear 19 millones de nuevos puestos de trabajo.
Reforma migratoria
Uno de los temas que impulsa Bush, y que de hecho lo separan del resto de los precandidatos republicanos e irrita a sectores de las bases del partido, es una reforma migratoria que abra una vía para legalizar a los once millones de indocumentados en Estados Unidos, la mayor parte de ellos latinoamericanos.
Su discurso fue brevemente interrumpido por activistas proinmigración. "Para que nuestros amigos lo sepan, el próximo presidente de Estados Unidos aprobará una reforma migratoria para resolver el tema, no mediante medidas ejecutivas", respondió Bush, en referencia a los decretos que tomó Obama para favorecer a millones de indocumentados.
Bush aprovechó también su discurso para lanzar críticas a la política exterior de Obama, incluido su acercamiento con La Habana. Fustigó al mandatario por haber dicho que no descartaba visitar Cuba.
"No necesitamos un turista que vaya a La Habana en apoyo de una Cuba fracasada. Necesitamos un presidente estadounidense que vaya a La Habana en solidaridad con el pueblo cubano libre. Y yo estoy listo para ser ese presidente", dijo Bush.
El lanzamiento de hoy buscó darle un nuevo impulso a Jeb Bush, que ha perdido su aura de candidato invencible entre los republicanos. Otros postulantes le pisan los talones en las encuestas, como el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, y el senador de Florida, Marco Rubio, un estadunidense de origen cubano que quiere ser el primer presidente hispano de Estados Unidos.
El que resulte electo probablemente se enfrentará a la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, la favorita para obtener la candidatura del lado demócrata. Bush debe disipar el escepticismo de sectores de las bases republicanas que consideran que no es suficientemente conservador.
Como una manera más de deslindarse de la herencia de su padre y su hermano presidentes, lanzó un sencillo logo de campaña, "Jeb!", que omite el apellido de su familia. Sus lazos familiares le han hecho trastabillar, por ejemplo sobre la invasión a Irak. Tras haber defendido la decisión de su hermano, posteriormente retrocedió y dijo que si él hubiera sido presidente no hubiera ordenado el ataque.
Sus rivales demócratas no pierden oportunidad de asociarlo al polémico legado de George W. Bush, sobre todo por Irak o la crisis económica. Sus seguidores, en cambio, lo ovacionaron en el Miami-Dade College. "Yo le apoyo, yo soy ciudadana (estadunidense), si él ayuda a tanta gente indocumentada" votaré por él, dijo a la AFP Ana María Torres, una boliviana de 60 años que llegó a Estados Unidos en 1993.
"Hizo un trabajo maravilloso como gobernador", dijo de su lado el empresario cubano-estadunidense Carlos Musivay. "Jeb es Jeb, es él mismo, cuando fue gobernador no era George W. Bush quien dirigió Florida".