Los efectos de la megadevaluación tras el retiro del cepo cambiario por flamante gobierno de Mauricio Macri, comienzan a hacerse sentir en el bolsillo de los argentinos. El precio de la carne vacuna, y en particular el del clásico asado dominguero, se ha disparado por las nubes, porque los formadores de precios pretenden que la ciudadanía pague una tira de asado o un lomo a valor dólar. La situación es tan absurda que el nuevo ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, advirtió que podrían importar carne de Uruguay para bajar los precios. No deja de ser disparatado que un país que históricamente ha sido exportador de carne de primerísima calidad hoy se proponga importarla para abastecer a su propio mercado interno a precios razonables.
El ministro Ricardo Buryaile admitió que "para garantizar que haya abastecimiento, precio adecuado y que el productor argentino pueda producir más, se analiza la posibilidad de importar carne de Uruguay".
"Lo planteé puntualmente en el caso de la carne, un producto que en este momento por estacionalidad, circunstancias de oferta y por la fecha hay una alta demanda de costillas", destacó Buryaile y puntualizó que "Uruguay es un país que exporta mucho y tiene un excedente".
El funcionario destacó que la posibilidad de abrir el mercado a la carne uruguaya permitiría "garantizar primero que haya abastecimiento, precio adecuado y que el productor ganadero argentino pueda retener para producir más" y genere un panorama mejor para la recuperación del mercado interno.
El caso de los desajustes en el precio y el abastecimiento de la carne revela que los grandes exportadores, especuladores con la producción guardada en silos y acumuladores de dólares en cantidad han sido los ganadores de la eliminación de las retenciones a las exportaciones del agro y de la fuerte devaluación, de casi 40 por ciento, las dos medidas económicas de la primera semana del gobierno del empresario liberal Macri.
El selecto grupo de privilegiados del retiro del cepo cambiario está integrado por los consorcios Cargill, Bunge Argentina, Aceitera General Deheza, Louis Dreyfuss, Nidera, ACA cooperativas, Molinos, Noble Argentina, Vicentin, Volkswagen, Pan American Energy, Siderca (Techint), Aluar, entre las principales.
La alteración brusca del tipo de cambio ha impactado a la vez en forma negativa en los bolsillos de millones de trabajadores y jubilados por la pérdida del poder adquisitivo, en tanto salen favorecidos una pequeñísima liga de grandes empresas. Apenas 100 concentran 75 por ciento del total de las exportaciones. En ese ranking, de las 25 principales, 12 se dedican a granos, oleaginosas y sus derivados; seis son automotrices; dos venden al exterior petróleo y gas; dos son mineras; otro par, siderurgia y aluminio; y una, alimentos. De ese lote, ocho están vinculadas con bienes industriales de mediano-bajo contenido tecnológico: seis firmas fabrican autos; una, tubos de acero y otra, aluminio.
El complejo agroexportador recibió del gobierno de Macri lo que ninguno en la historia le otorgó: una fortísima devaluación y sin retenciones. La apuesta fue a doble o nada. Y se llevaron todo.