El jefe del gobierno español saliente, Mariano Rajoy, esgrimió hoy la recuperación económica frente al líder de la oposición, Pedro Sánchez, que le echó en cara la corrupción en un debate bronco y con descalificaciones personales, a menos de una semana para las elecciones generales del domingo.
España "ha salido de la parte más dura de la crisis y ahora lo que toca es crear dos millones de puestos de trabajo que si seguimos con las reformas estructurales podremos hacerlo", dijo Rajoy.
El jefe del gobierno español, de 60 años, centró su intervención en la recuperación económica, que atribuyó a las reformas estructurales aplicadas desde su llegada al poder en 2011, cuando, según él, "España era el enfermo de Europa" y tenía "todos los desequilibrios económicos".
Tras cuatro años de una draconiana política de austeridad que ha alimentado el descontento social, el líder socialista, Pedro Sánchez, le echó en cara que la recuperación se ha hecho "a base de hacer las cosas más baratas y no mejor, lo que ha hecho es introducir más desigualdad" con una reforma laboral que ha permitido sueldos más baratos, al tiempo que hubo subida de impuestos o recortes de servicios sociales.
El líder de la oposición insistió en que gran parte del nuevo crecimiento del país se debe a factores exteriores, como la caída del precio del petróleo. En clave económica, el rescate de la banca y la recuperación económica centraron buena parte de la discusión en la que, como es lógico, ha habido pocos puntos de acuerdo.
Para Sánchez, el PP "presume mucho" de índices de crecimiento pero, a su juicio, la mayor parte es fruto de los "vientos favorables" procedentes del exterior, como la bajada del precio del petróleo, la compra de deuda pública por parte del Banco Central Europeo o la depreciación del euro, mientras los españoles sufren recortes y aumenta la desigualdad.
Rajoy afeó al líder socialista que intente pintar una "España tenebrosa" que considera que no existe olvidándose de los años del presidente José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), y obviando que parte de la banca española estaba quebrada, precisamente, por la falta de control del PSOE, añadió.
"No hay ningún país del mundo que deje hundir a su sector financiero", recriminó Rajoy, al negar, como denunció Sánchez, que el rescate de la banca haya supuesto el de toda la economía española. Continuar por la senda del crecimiento y de la recuperación económica es la promesa electoral de Rajoy, que terminó el debate apelando a la estabilidad, la seguridad y la certidumbre de un PP en el Gobierno.
Para conseguirlo pidió una mayoría suficiente en el Congreso o de lo contrario, alertó, será "imposible" la gobernabilidad de España, y enunció sus cuatro objetivos: empleo, pensiones, lucha contra el terrorismo y defensa de la unidad de España. "De lo que se trata ahora es de perseverar en ese cambio", ha proclamado.
Justo lo contrario de lo que prometió Sánchez, quien recalcó que el PSOE es "la única opción" para reunir a todos los españoles e impulsar el cambio político que necesita "imperiosamente" el país. "Necesitamos reunirnos todos los españoles para impulsar ese cambio. Cuenten conmigo, yo cuento con vosotros", concluyó.
Corrupción y bronca
Sin embargo, el principal ataque de Sánchez a Rajoy vino por los escándalos de corrupción que afectan a su Partido Popular (PP), aunque también han tocado a los socialistas, generando los momentos más broncos y violentos del debate.
Durante más de una hora, el presidente del Gobierno y candidato a la reelección prefirió no darse por aludido y continuó con su discurso centrado en la recuperación económica y el empleo.
Sin embargo, una frase del aspirante socialista terminó por sacar a Rajoy de sus casillas cuando dijo: "El presidente del Gobierno tiene que ser una persona decente y usted no lo es". El candidato del PP detuvo en seco la diatriba al afirmar: "Hasta aquí hemos llegado" y "Eso no se lo voy a aceptar".
A partir de ahí fue un reproche tras otro, aunque las palabras más duras llegaron de Rajoy, que tachó a su oponente de "ruin, mezquino, miserable y deleznable" en varias ocasiones, visiblemente enfado. "Yo soy un político honrado, como mínimo tan honrado como usted", añadió Rajoy, quien emplazó a Sánchez a acudir a un juzgado si tiene algo contra él.
"Usted no es un político decente", volvió a replicar Sánchez, y subrayó el candidato socialista que la diferencia entre ambos es que él se considera "un político limpio", a lo que jefe del Gobierno le contestó que él también es honrado y que no es la única persona en la historia que se ha equivocado con un nombramiento.
"Jamás nadie me ha citado en ningún juzgado, ni jamás nadie me acusó de apropiarme de nada", insistió el jefe del gobierno español, al que Sánchez recordó los casos de corrupción que afectan al ex director del FMI, Rodrigo Rato, por su gestión en el banco Bankia, o al antiguo tesorero del PP, Luis Bárcenas, por una supuesta contabilidad oculta del partido.
Sánchez, que interrumpió en varias ocasiones a su oponente, pareció poner nervioso a Rajoy en el debate organizado por la Academia de Televisión y emitido por varios canales y emisoras de radio desde las 22:00 hora local (21:00 hora GMT).
"Probablemente el ganador han sido los candidatos que no estaban en el debate, porque el tono ha sido muy agrio, muy agresivo", dijo David Jiménez, director del diario El Mundo en la televisión pública española.
Jiménez se refería a los líderes del partido liberal Ciudadanos, Albert Rivera, y de la formación de izquierda radical, Pablo Iglesias, que "han debido de pensar 'esto es la vieja política y no lo que quieren los españoles'".
Poco debate sobre Cataluña
En dos horas de debate, Sánchez y Rajoy apenas tocaron otros temas importantes como la situación en Cataluña con el auge independentista, donde Sánchez se limitó a reiterar su propuesta de una reforma constitucional para mejorar el encaje de Cataluña dentro de España.
La situación en Cataluña necesita "mucho diálogo, mucha ley y muchas reformas", añadió Sánchez, mientras que Rajoy reiteró su disposición a oír propuestas sobre una reforma constitucional pero recordando que es "innegociable la unidad de España".
"No han ganado ni un solo voto de los indecisos, en todo caso han convencido a los suyos", lamentó el director del diario ABC, Bieito Rubido, a la televisión pública española.
Según varios sondeos publicados hoy, último día permitido por ley para hacerlo, el PP se afianza como favorito, con una estimación de voto que varía de 25.3% (entre 105 y 112 escaños) a 29.9% (125-128 escaños). En cualquier caso muy lejos de la mayoría absoluta (176 diputados) y del 45% obtenido en los comicios precedentes, lo que le obligaría a alcanzar pactos para gobernar.
Por su parte, los socialistas ahondarían en su fracaso de 2011 restando al menos una veintena de diputados a los 110 obtenidos entonces, en el que ya fue el peor resultado de su historia.