Una calurosa mañana en Virginia. Cielo despejado, tranquilo y silencioso. Hasta poco después de las 7:00 horas (11:00 GMT), cuando un disparo rompió el idilio, y luego le siguieron muchos otros. Por primera vez en años acababa de comenzar un ataque armado contra políticos estadunidenses.
Según lo que se sabe hasta ahora, un hombre con un fusil y una pistola comenzó a disparar a un grupo de políticos republicanos que jugaban al beisbol en el campo deportivo Eugene Simpson en Alexandria, a sólo unos kilómetros de la capital Washington.
Al parecer, se acercó al lugar, preguntó a alguien quién estaba entrenando, si demócratas o republicanos, y comenzó a disparar.
En ese momento, congresistas del gobernante Partido Republicano entrenaban para un tradicional partido benéfico que juegan contra los demócratas. Y a juzgar por sus relatos de los hechos, Estados Unidos se libró por muy poco de una auténtica catástrofe. Al final, seis hombres resultaron heridos y el agresor murió poco después a consecuencia de las heridas tras el tiroteo con la policía.
Los políticos republicanos de alto rango, vestidos con sus trajes y gorras de béisbol, permanecían sudados bajo el sol del barrio de Del Ray. El parque deportivo había sido acordonado. Y la zona donde se sitúa, con sus amplias zonas de césped bien cortados y sus tumbonas en las terrazas, permanecía tranquila. "Home of the Titans" (Casa de Titanes) se leía en el cartel del campo de juego.
Los medios estadunidenses identificaban hoy al autor del tiroteo, aunque la policía no confirmó aún las informaciones. Al parecer, no se trató del ataque terrorista de un islamista, sino del acto de un estadunidense oriundo de Belleville, en el estado de Illinois, de 66 años.
Los medios aseguran que en numerosas cartas se había quejado de la política económica de los republicanos y que al parecer participó en la campaña para las primarias del precandidato demócrata Bernie Sanders.