Camboya conmemoró hoy discretamente la toma de la capital Phnom Penh por los jemeres rojos, hace 40 años, un hecho que marcó el inicio de un régimen de terror y el genocidio de dos millones de personas.
"Tenemos que pedir justicia para todas las víctimas" exigió el jefe de la oposición, Sam Rainsy, ante centenares de camboyanos que acudieron a rendir homenaje a las víctimas del régimen que dominó sangrientamente el país entre 1975 y 1979.
"Si no hemos hecho nada malo, no tenemos que tener miedo de la verdad" añadió en la ceremonia en recuerdo del 17 de abril de 1975. Sam Rainsy rindió luego homenaje a los muertos ante el memorial de Choeung Ek, donde miles de cráneos recuerdan los "campos de la muerte", en la periferia de Phnom Penh.
No acudió ningún representante del gobierno, y no estaba prevista ninguna conmemoración oficial. El primer ministro, Hun Sen, un ex jemer rojo, critica la cultura de la memoria histórica, en nombre de la unidad nacional, y se opone abiertamente a cualquier otro proceso.
Un ex alto cargo jemer rojo fue inculpado a finales de marzo por el tribunal especial de Phnom Penh, patrocinado por la ONU y encargado de juzgar los crímenes de la época.
Entre la multitud que vino a recogerse ante los "campos de la muerte" figuraban numerosos supervivientes, algunos de los cuales vivieron la evacuación forzosa de la capital hace cuatro décadas.
Phnom Penh cayó sin resistencia, tras cinco años de guerra civil y de bombardeos estadunidenses, cuando la guerra en el vecino Vietnam se extendió a Camboya.
Los dos millones de habitantes de la ciudad tuvieron que abandonarla por orden de los revolucionarios. Muchos de ellos murieron en las carreteras, de cansancio.
Solamente algunos ex altos cargos han sido juzgados por el tribunal especial de Phnom Penh, con la excepción notable del máximo líder, Pol Pot, que murió antes de haber podido ser juzgado.
Nuon Chea, el ideólogo del régimen ultramaoísta, de 88 años, y el jefe de la entonces Kampuchea democrática, Khieu Samphan, de 83 años, fueron condenados el pasado mes de agosto a cadena perpetua por crímenes contra la Humanidad, en particular por la evacuación forzosa de Phnom Penh.