El primero de septiembre de 2016, la empresa SpaceX a cargo de Elon Musk, falló en el lanzamiento del Falcon 9, uno de sus cohetes; en cuestión de segundos, la nave que lanzaría al espacio uno de los satélites de Facebook explotó. Cuatro meses después, la empresa asegura saber la causa.
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De acuerdo con un comunicado emitido por la empresa, el problema se debió a los tanques especiales dentro del motor del cohete, hechos de fibra de carbono y recubiertos con aluminio, que albergan helio a alta presión. La reacción entre el helio, el oxígeno, el aluminio y la fibra de carbono causó una reacción inesperada que incendió el cohete.
El motor del Falcon 9 funciona con oxígeno líquido que es cargado a baja temperatura; durante el lanzamiento este se calienta y para mantener la presión dentro del tanque, el helio también debe calentarse. El problema surgió cuando el oxígeno fue enfriado un poco más de lo normal para mejorar la propulsión del motor.
El aluminio y la fibra de carbono se encogen a diferentes velocidades, por lo que se forman grietas por las que fluye el oxígeno líquido y éste, al ejercerle presión, puede causar un incendio. Además, los investigadores del SpaceX determinaron que el helio estaba lo suficientemente frío para crear oxígeno sólido, lo cual aumenta el riesgo de explosión.
La falla, según el comunicado, no pudo ser detectada pues ocurrió durante el llenado de combustible, antes del encendido de prueba de los motores. Al haber identificado el error, SpaceX pudo modificar los tanques y está listo para hacer un lanzamiento el próximo domingo, 8 de enero.
Uno de los objetivos de SpaceX es hacer que sus cohetes puedan ser reutilizados, es decir que puedan viajar al espacio y regresar a la Tierra sin problema alguno, para lograrlo, es necesario modificar la temperatura de los propulsores, como el oxígeno líquido, para que alcancen una mayor densidad y por ende, pueda llenar el tanque de tal manera que le sea posible regresar.
MRF