Para el año de 1984 ya habían avisos de que algo no iba muy bien con Monseñor Fernando Romo, el primer Obispo de la Diócesis de Torreón.
Su unción en el año 1958 marcó un hito en la región y la actividad clerical lagunera, de por sí generosa, se convirtió en algo aún más cercano a la gente.
Para enero del 84, Estados Unidos y el Vaticano hablaban de reanudar relaciones diplomáticas y así pasó, Juan Pablo II, el icónico Papa polaco, pedía perdón a nombre de la Iglesia Católica por los pecados de la grey.
El mundo tenía temores muy bien fundados en la epidemia del SIDA, que era casi una palabra que nadie quería decir, pero que existía ya y que ofrecía al que era diagnosticado con ella, una sentencia a la muerte y al ostracismo.
Sin embargo, en la prensa internacional se hablaba de que realmente era un mal "poco contagioso", pero "probablemente viral". En 1981 se había detectado el primer caso en México.[OBJECT]
La ciudad mártir de Sarajevo, en la entonces Yugoslavia, era la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno y se veía venir un horror, pero no en las magnitudes que llegó a la región eslava.
Una mujer norteamericana dio a luz a un bebé producto de un embarazo en el que le fue transferido un embrión, una nueva esperanza para los que querían ser padres.
México seguía de cerca la torva y espantosa historia del famoso "Negro" Durazo. La Opinión publicaba fascículos de un libro que se llamó precisamente "Lo negro del Negro Durazo", negro tirándole a pozo sin fondo.
En este panorama, podemos darnos cuenta de todo lo que el mundo era de diverso. Llamó la atención que para las fiestas de Semana Santa, desde el Miércoles de Ceniza, no apareciera Monseñor Fernando Romo ante su grey.
Seguía la construcción de templos católicos, como el de la Virgen de la Encarnación en el Campestre La Rosita. Torreón y los otros municipios que dependían de la Diócesis crecían a ritmo de vértigo.
El teatro local presentaba la puesta en escena "La Pasión de Cristo". Elizabeth Dupeyron era la Magdalena. Para marzo, ya había caído enfermo Don Fernando Romo.
Fue hasta el Jueves Santo que se informó que Monseñor estaba mal, pues tampoco estuvo la ceremonia del Lavatorio de Pies y en su lugar estuvo el Padre Manuel Mireles.
Comenzaron los trámites por parte de la Arquidiócesis de Chihuahua y los Obispos de Ciudad Juárez y Tarahumara, para que alguien ayudara al pastor espiritual de la ciudad de Torreón.