Al revisar su Instagram, su sitio en internet y sus entrevistas, lo primero que se nota es que en todo momento Zuria tiene una sonrisa en el rostro. Se puede decir que es una mujer feliz y plena, que disfruta la vida en pareja, la vida en familia y, por supuesto, su trabajo.
La actriz de 26 años no duda en reafirmarlo, “sí, soy feliz, tengo al mejor esposo del mundo, la mejor familia, y considero mi vida personal en su mejor momento. Sí, he tenido momentos tristes, pero creo que tienes que salir de eso, sí vivirla, sí sufrirla, pero no estancarte en la emoción”, dice en entrevista y destaca una teoría que guía su vida, “por ahí dicen que las emociones no deben durar más de ocho minutos, y ese se ha convertido en uno de mis lemas de vida”.
Además de este proceso de “los ocho minutos”, Zuria hace meditación en su clase de para procesar todas sus emociones, ya sean negativas o positivas, “mi clase de yoga es intocable, toda mi agenda la acomodo alrededor de ella. También medito en mi casa, que es como mi templo, siempre hay velitas, incienso, música, y encuentro momentos para estar en balance conmigo misma”, revela.
Para mantenerse en forma, la actriz mexicana realiza un programa muy completo, desde una dieta vegana estricta, hasta sesiones en el gimnasio en un entrenamiento de tipo funcional a base de muchas repeticiones y poco peso que le ha ayudado a fortalecer los músculos.
La dieta de Zuria combina el ejercicio con carbohidratos, proteínas y evita los lácteos. “Soy vegetariana, aunque como pescado de vez en cuando y evito al máximo queso, yogur, leche y crema”, explica, “me alimento bien, pero yo creo que es importante no tanto vivir a dieta, sino cambiar hábitos y hacerlo un estilo de vida. Debes escuchar a tu cuerpo para conocerlo y saber qué te cae bien y qué no, para mantenerte sana”, aconseja.
Luces, cámara, acción
A sus 26 años, Zuria Vega es una actriz reconocida no solo en México, sino también en Estados Unidos. Su trabajo entre cámaras y escenarios no fue algo que decidiera conscientemente, “no hubo un momento en el que yo dijera ‘voy a ser actriz’, simplemente fue, se dio”, dice. “Seguramente lo pensé en determinado momento, pero no lo tengo tan claro porque para mí era algo normal, no fue una sorpresa, era algo natural”, dice Zuria, y recuerda que a los 16 años obtuvo su primer papel en una serie llamada Sexo y otros secretos, “ese fue mi primer papel, en donde ya empecé a ganar un sueldo como actriz y desde ahí no he parado”.
¿Le pesa el apellido Vega, después de la gran carrera de su padre? Su respuesta es rotunda: No. “Para nada. Me siento orgullosa del maravilloso padre que tengo, porque es un gran hombre, pero no he usado mi apellido para ganarme un lugar y llegar a donde estoy. He trabajado muy fuerte para obtener cada uno de mis papeles”.
Y aunque ha trabajado en teatro, televisión y cine, Zuria no tiene preferencia por alguno de estos terrenos artísticos, “me gustan todos, cada proyecto tiene su magia, algo que lo hace diferente. Obviamente hay proyectos que he disfrutado más que otros, pues cada uno representa momentos emocionales en la vida personal de un artista”.
Por eso, cuando no la está pasando bien, siempre habrá un proyecto que le ayude a salir de la situación que está viviendo. Por ejemplo, explica que ha habido proyectos parteaguas en su carrera, como Alma de hierro o No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, que considera que han tenido mucha estrella.
La vida sin un set de actuación no es algo que Zuria tenga en mente. Jamás consideró dedicarse a otra cosa ni estudiar una carrera distinta. “Nunca pasó por mi mente elegir otra profesión, no me veo en otro lugar que no sea un set de grabación. No hubiera hecho nada que no me hiciera feliz. Actuar me llena, me hace sentir fuerte, segura, pero sobre todo feliz, aquí es donde encuentro mi equilibrio”.
Sin embargo cuando no se encuentra en un escenario su ritmo de vida no disminuye su intensidad. La actriz explica que si no está trabajando en proyectos demandantes entrena al menos tres veces por semana en el gimnasio donde hace ejercicios de tipo funcional, el que combina con dos sesiones nocturnas de yoga que la tranquilizan y envían directo a la cama, “también disfruto de correr 5 o 10 kilómetros, pero si estoy triste o enojada corro más. Lo tomo como un escape, una especie de meditación que, además, me pone de buen humor”.
Peinado: Erick Moreno. Maquillaje: Gerardo Parra. Coordinadora de moda: Gabriela Nava.