Había muchos animales en la región lagunera, pero hasta entonces se ofreció por parte de la Secretaría de Agricultura, un veterinario para estos lares.
Y eso por que allá llegaron noticias a través de La Opinión, de que había ciertas plagas en el ganado. Si no, quien sabe.
El General de División, Jesús Agustín Castro, político de cepa, pero más que nada militar y duranguense, daba a conocer a sus subalternos activos, que no iban a poder participar en las elecciones. Tal vez los que no eran tan movidos, o inactivos, sí.
Muchos mexicanos se habían ido del país, los más suertudos, los que podían escapar de la catástrofe revolucionaria.
También muchos militares se refugiaron en el extranjero, como el ex general Francisco Coss, que vivía en Estados Unidos. Los que volvían traían el sueño de hacer carrera política.
[OBJECT]EU se quejaba amargamente de que los alemanes insultaban al presidente Woodrow Wilson, e insultos procaces, no cualquier cosa.
Por cierto que los gringos andaban imparables y lograban burlar, de forma relativamente sencilla, la vigilancia de los submarinos de la Entente en aguas del Atlántico. Sin embargo todo seguía tinto de sangre.
En anuncios para los lectores de nuestro diario, la compañía jabonera "La Unión", aseguraba que todo el país conocía la insuperable calidad de sus jaboncitos, de olor, de lavar, de los que fueran.
También el famoso específico JVA, que a veces era Jueves Viuda Alegre o Jamás Verás Alivio y seguro muchos preferimos a la Viuda, se vendía en 3.50 y 7.00 pesos. Caro, pero prometía purificar las sangres del enfermo.
Siguiendo con el caso del señor German Bosse, en la cárcel municipal estaban algunos de los acusados, entre ellos Pedro Favela que casi logró escaparse.
Y eso que le tenían marcaje personal, pero como el que lo cuidaba se descuidó, pues también lo encerraron.