El cine mexicano está en un buen momento. El Instituto Mexicano de Cinematografía dio a conocer, a través del Anuario Estadístico de Cine Mexicano 2016, que el año pasado se produjeron 162 películas mexicanas, una cifra que supera el récord histórico de 135 títulos en 1958.
Si bien películas como No se aceptan devoluciones, Nosotros los Nobles y No manches Frida —las tres películas mexicanas más taquilleras de la historia— han logrado cautivar al público nacional y generar ganancias en las taquillas, también es cierto que la tendencia de éstas es seguir la fórmula que Hollywood utiliza en sus chick flicks.
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Imitar a Hollywood: ¿tendencia positiva o negativa?
“El interés de las producciones mexicanas es que el público quiera ir al cine, y por ello le apuestan a la comedia y al horror, que son los géneros que más atraen a las audiencias”, indica en entrevista Janett Juárez, guionista, directora y catedrática de la Universidad de Monterrey.
Con esto en mente, el cine mexicano está logrando su objetivo: ganar dinero y entretener al público. Eso sí, aunque el éxito se mide en la taquilla y esto ha impulsado a la industria nacional del cine como nunca antes, aún falta mucho camino por recorrer.
“Si se revoluciona la fórmula y se le da un poco más de identidad, podría ayudar a que la industria cinematográfica en México se vuelva más fuerte. Es importante que las películas no solo sean copias o fórmulas genéricas, sino que tengan contenido”, asegura Juárez.
Así que, ni bueno ni malo… lo que está pasando con el cine mexicano es solo el inicio de una revolución a futuro en la pantalla grande.
FM
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