Los padres pueden reducir los signos y síntomas del autismo antes del primer año de vida del bebe, e incluso hasta antes de los cuatro años.
Los TEA son un conjunto de trastornos del neurodesarrollo que aparecen en la infancia y se caracterizan por déficit de atención, de la comunicación, dificultad para integrarse socialmente y mucha indolencia ante la frustración o los cambios.
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Aunque el autismo no se establece hasta que el infante ha cumplido los dos años de edad y en ocasiones hasta los cuatro, los padres pueden hacer mucho por ayudarlos antes de que cumplan su primer año, detalla un nuevo estudio de la Universidad de Manchester (Reino Unido), donde se muestra como una “intervención formativa” dirigida a los padres no sólo minimiza la gravedad de los síntomas emergentes del trastorno cuando el bebé alcanza los 12 meses, sino que reduce la probabilidad de que desarrolle las dificultades características del autismo en los siguientes años de su infancia.
La revista Journal of Child Psychology and Psychiatry indica que las intervenciones similares durante fases más avanzadas también pueden tener efectos beneficiosos a largo plazo, pero si se combinan con las del primer año de vida del bebé, los resultados serán aún mejores.
Durante la prueba, los expertos emplearon una versión adaptada del Vídeo Interactivo para el Programa Parental de Promoción Positiva (VIPP), del Estudio Británico de Autismo en Hermanos Pequeños (iBASIS).
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Con ella enseñaron a 28 parejas de padres a comprender y responder al estilo de vida individual de la comunicación de sus bebés, para lograr mejorar su atención, comunicación, desarrollo del lenguaje e interacción social. Los resultados, tras cinco meses de análisis, comprobaron que los hijos de estas parejas mostraron una notable mejoría con respecto a los del grupo de control.
AG
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