Cuadrillas de trabajadores con chalecos y cascos anaranjados, empolvados de pies a cabeza y provistos de marros, picos, palas y maquinaria diversa, abren y cierran zanjas en la ciudad, desde hace varios meses, de manera especial en el Centro y otras colonias de la delegación Cuauhtémoc, donde abren hoyos, tapan y vuelven sobre los mismos tramos, mientras entierran manojos de mangueras.
Los transeúntes deben esquivar maquinarias, camiones, polvaredas, pedazos de cemento, pilas de tierra y mamparas de plástico que usan para abrir caminos, aunque a veces dejen a la deriva, y una vez más volver a los atajos y saltar más sobre pedazos de banquetas; algunos comerciantes, por su lado, sufren mermas en ventas, pues en muchos casos taponan entradas de establecimientos.
Hay zonas en las que el monótono ruido invade varias calles, como si no tuvieran fin las aberturas y hoyancos. De pronto aparecen camiones que dejan montones de arena, que desaparecen horas después. Arriban otros carros y hacen la misma operación.
Entre las calles Marsella y Berlín, colonia Juárez, de las que registran más ajetreo, colocaron un letrero de la Comisión Federal de Electricidad: “Disculpen las molestias que les ocasionamos. Estamos trabajando en la red eléctrica de la ciudad”.
Caso especial es la Zona Rosa, una franja de por sí descuidada de la ciudad, donde durante casi un año abrieron zanjas y hoyos que ahí continúan sin que nadie informe nada.
En los distintos frentes abiertos, después de días y meses, por fin se supo la procedencia de los trabajadores, cuyos uniformes carecen de anuncios y razón social, como también sucede con los camiones que utilizan para sacar la tierra y la maquinaria que lanza dentelladas sobre banquetas, algunas de éstas también en la colonia Cuauhtémoc, Juárez y Centro.
En la mayoría de las zonas, sin embargo, no hay información de las obras que se realizan; sobre todo en calles como Victoria, desde Balderas, y su continuación, Morelos, hacia Paseo de la Reforma, donde hay cúmulos de tierra y escombros, por lo que crece el caos vial, al que contribuyen quienes protestan frente a la Secretaría de Gobernación, cuyos alrededores protegen policías federales y cercos metálicos, que llegaron para quedarse desde sexenios panistas, pues desde entonces permanecen sobre banquetas y calles, listos para taponar.
—¿Qué tanto hace?
—Ire —dice un trabajador, en la esquina de Balderas y Victoria—, es que no es solo una línea: son un chingo. Porque también es alumbrado público.
—¿Y por qué escarban, abren y vuelven?
—Es lo que nos dicen que hagamos.
Sobre esa misma calle, en la que venden lámparas, los excavadores van y vienen, un día sí y otro no, y colocan mamparas de plástico para delimitar su quehacer que consiste en cortar el asfalto, hacer zanjas y depositar manojos de tubos de plástico corrugados, que parecen gusanos gigantes.
—¿Y cuántas veces han pasado?
—Vaya que varias veces —responde la dueña de una tienda de regalos, quien optó por colocar pedazos de plásticos, pues “se llena de polvo”, que recorre como cortina cada vez que pasan los que escarban, hacen su trabajo, tapan y se van.
Y dejan los rastros de que por ahí pasaron, igual que lo hacen en otros lugares, aunque en algunas zonas parece que nunca terminarán y entonces se amontona el tránsito vehicular y peatonal, como en el tramo de Izazaga, donde el desbarajuste se concentra, pues ahí, frente al Registro Civil, las obras de construcción fueron cubiertas con plástico, mientras sobre la banqueta contraria taladran el asfalto.
—¿Y cuándo terminarán?
—Esta semana —dice y sonríe el capataz.
—¿Y qué hacen?
—Instalamos fibra óptica.
—¿Y de cuánto es?
—Hasta 20 tubos de fibra óptica.
Hay tramos de banquetas sobre los que —después de varias excavaciones, como si rebuscaran algo— dejan gruesas láminas de acero, con las cuales tapan hoyos inacabados, sin que haya más información al respecto. Tienen las iniciales GYA, hechas con sopletes.
Por fin, en un comunicado oficial, la CFE informa que debido a peticiones del GDF, autoridades de la delegación Cuauhtémoc, vecinos y comerciantes, “reprogramó la conclusión de la primera etapa de la obra civil de la modernización de la red eléctrica que se lleva a cabo”.
“El plan original contemplaba el término de esta fase para el 30 de noviembre de 2015. Ahora, el fin de estos trabajos está programado para marzo de 2016”.