Por tercer año consecutivo Viesca se engalanó con la Procesión del Silencio, tradición del catolicismo que conmemora la muerte de Jesucristo y preludia su resurrección desde el luto que la Virgen Dolorosa lleva en sí y cuya efigie sacan del templo de Santiago Apóstol para recorrer las calles de esta localidad.
En cifras oficiales, la asistencia a esta procesión fue de seis mil personas. Otras seis mil estuvieron en el paraje Juan Guerra, las Dunas de Bilbao y la Iglesia de Santa Ana de Hornos.
La secretaria de Cultura y Educación Sofía García, señaló que el año anterior se logró una derrama económica de alrededor de millón y medio de pesos en venta de comida, artesanía, y servicios diversos, a la par de ser una tradición de corte religioso con la cual se quiere difundir a este pueblo mágico.
[OBJECT]Al frente del contingente que recorrió las calles de Viesca iba una banda de guerra; luego las autoridades clericales encabezadas por el Obispo de Torreón José Guadalupe Galván.
Las cofradías continuaron en trajes de colores, un grupo de mujeres vestidas de luto. Al final los gentiles que se sumaron.
Los Cardencheros de Sapioriz también cantaron dolorosas melodías en el trayecto.
Mas de una hora duró el recorrido que culminó en el mismo punto de partida.
Así mismo, destacó la importancia de que la fe se manifieste a través de este tipo de tradiciones familiares y que se comparten de padres a hijos.
"Hay mas gente y lo bonito es que Viesca convoca, por que viene gente de muchos lados. Es hermoso que en medio del desierto encontremos la magia en un pueblo", agregó el Obispo.
Previamente se pedía por la paz en la comunidad lagunera, indicó monseñor Galván. Ahora se pide que los líderes del mundo tomen decisiones correctas para la vida y no para la muerte.
Al culminar la Procesión, tocó turno de presentarse en la plaza a la Camerata de Coahuila, bajo la batuta de Ramón Shade. El programa, explicó el maestro, fue elegido en especial para que el respeto y el voto de silencio del viernes santo prevalecieran.
[OBJECT]Esta conmemoración, a pesar del marco de luto que lleva, se constituyó en una verbena popular que permitió la convivencia de los asistentes.
Los viesquenses por su parte, ofertaban exquisitos alimentos, desde los dulces "mamones" hasta platillos de cuaresma elaborados con toda la mano.
También algunos artículos como playeras y gorras en una actividad que ilumina al desierto desde el corazón de un pueblo que es mágico por su gente.
LMG