Hace algunos años la industria panificadora en La Laguna mostraba signos de alerta ante la la escasez de manos jóvenes que quisieran aprender el oficio y darle continuidad al quehacer cotidiano de los panaderos.
Aunque lo anterior parece haber cambiado, lo cierto es que son más los casos de jóvenes que junto con los adultos, trabajan de la mano mostrando como el empuje de la juventud frente a la pasión de la experiencia de los grandes maestros panaderos, parecen dar brillo a la nueva generación de panaderos en la región.

José Luis Favela Moreno, tiene 54 años de edad, y ya casi cuarenta años trabajando en el Grupo Panificadora Espiga. Se fue especializando en la elaboración del pan francés, luego se haber empezado limpiando charolas, haciendo mandados, entre otras actividades, como fue la elaboración de pan francés.
En su familia no hay nadie dentro del oficio del panadero
Hoy su hijo tiene carrera profesional, pero le ha gustado la panadería, sin embargo reconoce que aún hay muchos retos para quienes desean especializarse en la elaboración de pan francés:
“Uno de ellos es el horario, ya que se trabaja de noche desde las seis de la tarde, para que esté listo a las tres o cuatro de la mañana para que logre distribuirse y no todos están dispuestos a sacrificar sus horarios”.
En este grupo panadero se tiene un pronóstico promedio de 18 mil panes al día. Pero han logrado una producción de hasta 28 mil piezas de pan, dependiendo de la temporada y las condiciones del clima. Con el tiempo aprendes que en la panadería todos los días se aprende algo nuevo. Si está fresco o caluroso, se trabaja distinto.
"Son como matemáticas que se tienen que estar moviendo los cálculos para poder dar un producto de calidad, en donde el orden de los factores sí altera el producto”.
Tiene el don de enseñar
Favela Moreno tiene el don de enseñar sus conocimientos a las nuevas generaciones. La experiencia que se obtiene mediante procesos al paso de los años y que no se logran en las aulas.
Esta experiencia con el pan, también le ha permitido evaluar a los muchachos que han llegado a él para aprender el oficio e identificar su potencia.
“Tengo tres muchachos en los que me apoyo en el trabajo en el área de pan francés. Cada quien tiene su talento, hay unos muy buenos con las manos y otros son más analíticos, reconociendo el tipo de masa, de harina o levadura, para saber qué le conviene a cierto pan”, expuso.
Favela Moreno cae en la cuenta que es mostrando la pasión con la que ama y realiza este oficio, es como se puede transmitir a las nuevas generaciones el verdadero amor por la actividad dentro de una panadería.
Es la pasión con la que, por años, ha trabajado de madrugada, sacrificando momentos emotivos de convivencia familiar, por el gusto de elaborar pan francés y llegar a ser maestro panadero luego de casi cuarenta años de haber iniciado.
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