El relleno sanitario ubicado en Tlalnepantla está a punto finalizar su vida útil, pues en 2018 cumplirá dos décadas de operar y el mayor problema se presenta debido a que no hay una solución a largo plazo para la disposición final de residuos donde el vertedero para ese año habrá emitido a la atmósfera 90 millones de metros cúbicos de biogás.
Cálculos oficiales gubernamentales indican que para el siguiente año el relleno producirá 90 millones de metros cúbicos de biogás, ''el equivalente a tener a lo largo de 250 kilómetros 16 mil 750 pipas de gas de 40 mil litros con las válvulas abiertas''.
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Y advierte, que el biogás no aprovechado e inhibido contribuye a crear efecto invernadero, causante del cambio climático global.
El biogás incinerado se libera actualmente por medio de 84 chimeneas y la quema es una medida alterna, pues el objetivo a corto plazo es crear una empresa generadora de energía eléctrica para aprovecharlo; sin embargo, no se concretó.
El proyecto de aprovechamiento del energético fracasó debido a la falta de inversiones y por negociaciones con autoridades y empresas del ramo.
La generación de electricidad consolidaría el éxito del relleno en Tlalnepantla, de acuerdo con la empresa concesionaria del vertedero.
Según el documento denominado Proyecto de Crecimiento y Vida Útil del relleno sanitario, en 2006 el confinamiento acumuló al menos 2 millones 478 mil toneladas de desechos domésticos. Prevé que al término de la concesión y su vida útil (en 2018), habrá sepultadas 6 millones 261 mil toneladas de basura, 2 millones más del antiguo vertedero a cielo abierto.
El relleno sanitario, no genera moscas, fauna nociva ni emisiones pestilentes. Los lixiviados (jugos de la basura) son captados en una presa contigua al confinamiento. Una membrana subterránea de polietileno evita filtraciones de contaminantes al subsuelo, según el estudio.
A dos años de su vida útil, la tecnología usada es obsoleta y el fracaso de este tipo de confinamientos es palpable en Europa, donde se han salido de control, aseguró el ambientalista Ramón Ojeda Mestre.
La basura es un problema porque su producción va en aumento y no hay un manejo apropiado ni un control de sus impactos. Por una parte, su manejo demanda montos considerables del presupuesto de los gobiernos locales y disposición final es la única forma de deshacerse de la basura.
No hay tratamientos de los residuos y son escasos los programas efectivos de separación, por lo que la mayor parte de la basura termina enterrada en condiciones deplorables y ocasionando altos niveles de contaminación en el sitio y en la región.
RAM