A casi dos semanas del cierre repentino, que desató la versión de que habían sido víctimas de cobro de piso, los 14 expendedores de alimentos inauguraron las nuevas instalaciones de la Plaza del Taco, ubicada en calle Nicolás Catalán, apenas a unos metros de distancia del espacio que ocupaban desde hace 22 años.
La causa del cierre de las instalaciones tan repentino, fue que el propietario del lavado de vehículos en que trabajaban les requirió el espacio, de tal suerte que no hubo otra situación que tuviera que ver con inseguridad.
La señora Neri, comerciante de antojitos, relató que tiene 12 años vendiendo tacos dorados, enchiladas, quesadillas y tostadas, lo que le ha permitido mantener a su familia.
En la charla, la entusiasta, aunque presurosa mujer relata que además de sacar adelante a su familia, ella está en la posibilidad de generar empleo para madres solteras y estudiantes, algunos de nivel profesional.
"Me ayudan jóvenes que estudian por las mañana y por la tarde se vienen a trabajar, aquí nos ayudamos todos, porque lo que entra es para todos", comenta con alegría, sin dejar de atender los pedidos, tampoco de cuidar las órdenes de tacos aseguradas con un palillo de madera al centro, adquieran la crujiente textura a partir de que se hunden en el aceite.
En el lugar también se ofrecen tacos de cabeza de res, de tripa, suadero, ahí también entregan el talento mujeres y varones que llevan décadas completas atendiendo el gusto y apetito de los chilpancingueños.
Entre lo más nuevo del rincón está el puesto de las carnes asadas, lo que desde hace un par de años comenzó a engrosar la ya copiosa cantidad de clientes que pasan por ahí para cenar y cerrar la jornada laboral.
Es seguro que estudiantes de bachillerato y licenciatura frecuenten el lugar por lo económico de los precios, pero terminan quedándose por el gusto, la diversidad de sabores y la calidez de las atenciones.
Muchos conocieron la plaza del taco en una etapa muy temprana de sus vidas, pero hoy que son padres de familia, empleados o profesionistas regresan, porque todos vuelven al lugar donde fueron felices y la felicidad comienza con un paladar y un estómago satisfechos.
El horario de atención es fijo y los habitantes de la ciudad lo tienen bien ubicado, de 17:30 a 00:00 horas, religiosamente los siete días de la semana.
