Preparar un buen pan de muertos puede tomar entre 20 y 24 horas de preparación, desde que se inicia el proceso de elaborar la masa hasta que se espolvorea el azúcar y está listo para comerse.
Lo anterior, sin duda, lo convierte en uno de los postres favoritos de los mexicanos que lo buscan una vez que se acercan las festividades del Día de Muertos.
Mauricio Hiriart, director de alimentos preparados de Soriana, recibió a Notivox Monterrey en el laboratorio de la empresa para explicar la manera en cómo se elabora el pan de muerto en todas las sucursales del país, detallando los procesos y dedicación que toma para los especialistas preparar este postre no tan cotidiano en las mesas de los mexicanos.
Bajo la guía de chefs profesionales que trabajan bajo la marca, no es muy difícil preparar un pan de muerto, lo difícil es lograr la confianza de darle la tradicional forma que los mexicanos han aprendido a reconocer como el pan de muerto, es decir, redonda, con “manitas” encima y azúcar espolvoreada de manera uniforme sobre el delicioso postre.
De acuerdo con los especialistas de la cocina, lo que mayor tiempo toma en este proceso es la preparación de la masa, ya que debe reposar más de 12 horas y tener el sabor correcto con una pizca de sabor cítrico.
Tras su reposo, se indicó, ésta debe ser trabajada de forma artesanal.
Una bolita de masa, no más grande que el puño de la mano, es cortada y se le da forma con la misma mano hasta que quede en un círculo casi perfecto, para ser acomodada en una charola engrasada con aceite animal; el secreto es que la mano tenga un poco, no mucha, pero suficiente harina para que no se pegue la masa en la mesa donde se le da forma.
Similar a esta técnica, pero aún más complicada, es la manera en cómo se le da forma a las manitas que están en la parte de arriba del pan; se amasa y se estira, y con los dedos se aplasta para darle forma de un gusano para después acomodarse encima de las bolitas a manera de cruz.
Éste es el proceso más difícil para las manos no experimentadas, ya que después solo falta hornear el pan en un horno de piso, y una vez que tome la forma y el tamaño adecuado para ser vendido a escala en las tiendas, se espera a que se enfríe.
También se coloca mantequilla derretida para darle un peculiar brillo y aunado a ello se distribuye la parte dulce del rico postre: la azúcar.
Finalmente, si se desea rellenar el pan, basta con hacer un pequeño corte en la parte superior del mismo y con un papel enrollado (que en su interior tiene el relleno, ya sea cajeta, leche quemada, chocolate, o cualquier otro antojo de temporada), exprimir el relleno dentro del pan.
¡A comer!