Entre el olor a flores de cempasúchil, tierra mojada, tierra y notas musicales que se escuchan a lo lejos, los capitalinos recuerdan a sus difuntos este 2 de noviembre en el Panteón de Oriente, uno de los camposantos más antiguos de esta ciudad.
Afuera se arremolinan los vendedores de flores, cañas, naranjas y cacahuates, en una romería con la que se pretende recordar a quienes se han adelantado en el camino.
Al interior, las familias enteras o personas solitarias se afanan en la limpieza de tumbas y lápidas, todos con mirada triste, otros más entre lágrimas.[OBJECT]
Para los niños es más una fiesta que una celebración de luto o tristeza, pues su mayor interés es comprar una fruta o un dulce, otros cargados con palas y picos o un recipiente ofrecen sus servicios para limpiar la tumba y llevar agua para las flores.
El Panteón de Oriente fue fundado en 1858. Al mes se sepultan 130 personas, lo que se traduce en mil 300 a mil 400 personas al año.
En cuatro días se recibe alrededor de 400 a 410 mil personas. Cabe recordar que la capacidad del cementerio es de es de 62 mil lotes.
Y dada la antigüedad del camposanto, la principal recomendación por parte de protección civil así como de los administradores, es caminar con cuidado sobre todo cuando se está cerca de algunas tumbas que datan de más de siglo, pues existe el riesgo de accidentes.
Otro ingrediente de este panteón son las historias y leyendas que lucen más con los colores, música y visitantes.
dcr
