El Obispo de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera López y el Presbítero Pedro Pantoja, asesor de la Casa del Migrante, oficiaron una misa en memoria de los migrantes muertos y asesinados en México.
La celebración se realizó al pie de las cruces de migrantes asesinados por policías estatales en el año 2002.
La protección de los cadáveres por una mujer de nombre Esther Alicia Ortiz, fue lo que motivó a la diócesis de Saltillo a iniciar con el movimiento humanitario de protección de los migrantes, que derivó en la creación de la casa del migrante.
[OBJECT]"Hasta el día de hoy los concesionarios del ferrocarril son cómplices de todas las cosas que pasan con los migrantes, ellos están en la red de complicidades, donde también está el crimen organizado, siguen los Mara Salvatrucha y luego todos los miembros de seguridad pública, la Policía Federal, las policías municipales, el mismo ejército", señaló.
En este sentido, aseguró que la sociedad civil es la fuerza más grande que puede proteger a todas las víctimas de esta "horrenda violencia".
"Gracias al cobijo a la sociedad civil existe la casa del migrante". Asimismo señaló que la diócesis puede atender y proteger los derechos de los migrantes, de las familias de las personas víctimas de desaparición forzada, los campesinos de General Cepeda y el agua de Parras de la Fuente.
Destacó la importancia de mantener viva la memoria de los migrantes muertos, como símbolo de que no solamente necesitan de lugares para descansar, sino que necesitan que sus derechos sean protegidos y garantizados en su paso por México con incidencia en la sociedad.